Columna: La cola de la serpiente
Los inversionistas asumen que se verán obligados a no modificar más el nivel de las tasas y a ejecutar un pivoteo.
Los inversionistas asumen que se verán obligados a no modificar más el nivel de las tasas y a ejecutar un pivoteo.
La acumulación de indicadores que, apuntan a que la economía en Estados Unidos mantiene un crecimiento positivo y por ende costará más trabajo controlar la inflación, no cede. Tampoco se aminora la intensidad verbal de las autoridades con respecto a la necesidad de seguir subiendo las tasas de interés, incluso de nuevo en mayor magnitud, en el futuro previsible. La combinación de estos factores crea una nube de incertidumbre muy intensa y claramente adversa para la toma de riesgos por parte de los inversionistas.
El giro de percepción que ha acontecido en los mercados financieros globales durante febrero consolida de alguna manera la fortaleza del peso. A menos que se presente un episodio de fuerte aversión al riesgo, lo más probable es que el peso siga favorecido por las condiciones estructurales que lo benefician. Existe incluso la posibilidad de un escenario de mayor fortaleza si se extiende la incertidumbre actual.
Es más probable que las bolsas se ubiquen sobre una trayectoria alcista hasta que la Fed revele la intención de bajar tasas debido a una fuerte afectación en el crecimiento
La Fed aumentó las tasas un cuarto de punto la semana pasada (de 4.5% a 4.75%) y dejó claro que su postura es de mantener tasas altas hasta “asegurar” una trayectoria de descenso de la inflación hacia el nivel objetivo de 2%, para lo cual falta tiempo.
Si observamos las fuertes pérdidas acumuladas en los distintos activos financieros, especialmente las bolsas y los mercados de bonos, y al mismo tiempo pasamos un repaso a las expectativas plasmadas, tanto en las cotizaciones de los mercados como en los reportes de los analistas, éste debiera ser un momento de oportunidad.
Independencia monetaria y disciplina fiscal son los pilares principales de la estabilidad financiera (olvídese si son políticas neoliberales o no). Pues en el caso de esta última, la evolución de las cosas y las noticias recientes generan preocupación y, lo peor, se manifiestan en los mercados.
Las señales siguen favoreciendo un escenario de dificultad para contener a la inflación y de bancos centrales activos en reducirla. Siguen además muchos elementos de incertidumbre sobre la mesa. Los mercados no tienen fuerza para sostener la leve recuperación que se había visto a inicios de julio. No anticipe retornos mejores, la volatilidad continúa. En México, el tipo de cambio se presiona, pero no esperamos un rally devaluatorio fuerte.
No sólo el indicador GDPNow que calcula la Reserva Federal de Atlanta sugiere otra caída en el PIB de Estados Unidos. La contracción podría reflejar un mal desempeño del consumo y la inversión residencial, componentes con una importante participación en el PIB que son mucho menos volátiles que los inventarios y las exportaciones netas que generaron la caída económica del primer trimestre.
La Reserva Federal (FED) al igual que Banco de México (Banxico) continuarán con una política monetaria agresiva hasta donde sea posible. Un escenario de “aterrizaje suave” para la economía se aleja. El mercado accionario luce aún cargado de riesgos a pesar de movimientos de recuperación como los de la semana pasada.