Desinflación
La narrativa en los mercados se concentra en una tendencia de descenso en el ritmo de crecimiento que aún es moderada, un descenso de la inflación que aún mantiene niveles por encima de los objetivos de los bancos centrales y la presencia de una postura de restricción monetaria aún vigente.
La tasa de inflación en términos anuales está descendiendo en Estados Unidos. Esas son buenas noticias y los mercados de alguna manera las celebran.
El mismo presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha declarado que hay señales de que el proceso desinflacionario ha comenzado. Las expectativas se han modificado de manera importante, ¿Qué implica esto para los mercados en los siguientes meses?
Los datos apuntan a niveles inferiores. El deflactor del gasto personal del consumo descendió a un nivel de 4.4% en la parte subyacente. Es el menor nivel anual desde octubre del 2021. Presiones al interior de la industria y las relacionadas con las cadenas de suministro básicamente se han resarcido. La presión de precios disminuye en una buena parte de los segmentos de la economía.
En algunos casos pareciera que la afirmación tan denostada de que la inflación tenía componentes de transitoriedad se está cumpliendo, contrario a lo que pensaron los mercados por varios meses.
El Comité de Mercados Abiertos de la Fed decidió este miércoles elevar la tasa de referencia en 25 puntos base para ubicarla en un nivel entre 4.50% y 4.75%. Si bien el ciclo de alzas se ha moderado y al parecer hemos regresado a un ritmo de alzas más tradicional, la misma Fed ha dejado claro que serían apropiados aumentos adicionales en la tasa de fondos federales con tal de asegurar el logro del objetivo de inflación de 2.0 por ciento.
El objetivo parece lejano. Tanto la inflación general (6.5% al cierre de 2022) como la subyacente (aquella que excluye las variaciones en los precios de la energía y los alimentos, 5.7%) se ubican lejos. Sin embargo, los participantes en los mercados asumen con mayor fuerza que el descenso puede ser más sorpresivo a la baja de lo que originalmente se anticipaba. El consenso de estimaciones en Bloomberg promedia ya una cifra inferior al 4.0 por ciento.
Me parece que los inversionistas han descontado con mucha fuerza esta trayectoria de descenso. Las tasas de largo plazo, e incluso las de mediano, han dado la vuelta y han retrocedido de manera contundente (la tasa del bono del tesoro a 10 años en Estados Unidos ha descendido de un nivel de 4.20% en noviembre a uno de 3.40% en esta semana).
La curva de rendimientos, como se define en el argot financiero, anticipa que la inflación será menor en el futuro previsible y su capacidad para anticipar una recesión está puesta en duda.
La narrativa en los mercados se concentra en una tendencia de descenso en el ritmo de crecimiento que aún es moderada, un descenso de la inflación que aún mantiene niveles por encima de los objetivos de los bancos centrales y la presencia de una postura de restricción monetaria aún vigente.
En el caso del crecimiento no hay duda de que hay una trayectoria de descenso; pero la información sobre crecimiento tiene puntos encontrados. La economía de los Estados Unidos creció 2.9 en el último trimestre del 2022, menos que en el trimestre previo y con una composición que denota debilidad.
La mayor aportación provino de los inventarios y las importaciones netas; por el contrario, la producción industrial y la inversión residencial profundizaron sus caídas. En general, la información sobre indicadores adelantados, las encuestas de percepción de los gerentes de compras (ISM) de la industria y del sector servicios apuntan a zona de contracción.
Por su parte, la información sobre el empleo y el consumo presenta mucha resiliencia. El ritmo de descenso en el consumo es muy lento y el empleo sigue manifestando mucha fuerza. Por otro lado, hay una mejor percepción con los datos sobre Europa en donde los indicadores de confianza del consumidor han rebotado con fuerza desde los mínimos del septiembre debido principalmente a un invierno inusualmente cálido y al descenso de los precios de la energía.
La inflación en la zona también ha descendido, pero se mantienen las alertas en un discurso restrictivo por parte del banco central.
Por último, hay también optimismo con relación a la reapertura en China y las medidas de estímulo del gobierno, esto ha dado algo de impulso a los mercados emergentes y a los precios de commodities.
Aunque no hay dudas con relación a la baja en la inflación (aparentemente), me parece que los mercados han adelantado un escenario muy favorable. Las cotizaciones de futuros de las tasas asumen que los bancos centrales instrumentarán un descenso de sus tasas de referencia.
Suena a algo aun sorpresivo después de las afirmaciones del presidente de la Fed en el sentido de “asegurar” el logro del objetivo.
Las tasas de referencia aun tendrán aumentos y se sostendrán ahí por algún tiempo. En dicho lapso, será difícil observar la repetición de las ganancias que hubo en enero.
Las tasas de largo plazo se ubican en niveles ya muy bajos y las bolsas se enfrentan al escenario incierto con relación al crecimiento.
Como le decía en mi colaboración anterior, las ganancias parecen haberse agotado. La idea clave en estos momentos no es si bajará la inflación, si no cuándo los bancos centrales decidirán bajar las tasas. Para eso falta bastante tiempo. Ayer nos dieron a entender que el ciclo de alzas está cercano a su fin, pero aún no termina; asumir que muy pronto vendrá un ciclo de bajas me parece aún algo excesivo.
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