¡Dios salve al nuevo rey!… y a todos los ingleses
Mientras continúe persistiendo una inflación elevada, los bancos centrales aparentemente seguirán subiendo las tasas de interés, pero las incertidumbres son mayores ahora.
Las fiestas a las que el anterior primer ministro inglés Boris Johnson asistió durante la cuarentena, y por las que fue obligado a renunciar, han salido más costosas de lo que cualquiera se pudiera imaginar.
El nuevo gobierno de la primera ministra Liz Truss ha hecho propuestas que han sacudido la estabilidad financiera del país y han metido al banco central en un problema muy serio en cuanto a las decisiones de política monetaria.
Ha surgido un factor de crisis en medio del manejo que los bancos centrales y las autoridades intentan hacer para controlar la elevada inflación y se acentúan los riesgos para los inversionistas.
La historia es sencilla. El ministro de Hacienda británico anunció una reducción de impuestos el pasado 23 de septiembre dentro de un paquete de presupuesto muy ambicioso y en el que no ofreció una alternativa para recuperar los 45 miles de millones de libras que implica tal recorte.
La posible indisciplina fiscal provocó una devaluación inmediata de la libra y un aumento desmedido de las tasas de interés ante la posibilidad de que el Gobierno necesitaría de un mayor financiamiento. El disparo de las tasas de los GILTS (bonos de deuda del gobierno) desató problemas muy serios. La mayoría de los fondos de pensión en Inglaterra se mantiene invertidos en posiciones de bonos (alrededor del 20%) y de acciones (cerca del 80%).
Las posiciones de bonos han sido consideradas tradicionalmente como super estables por el hecho de tener como emisor al gobierno inglés; tanto así que no solo se invertían en posiciones directas sino en instrumentos derivados que permitían a dichos fondos aumentar su exposición en GILTS sin necesidad de comprarlos. En el argot financiero, a eso se le conoce como una compra apalancada.
Cuando suben las tasas (y caen los precios de los bonos) las contrapartes exigen una inversión de dinero en efectivo (lo que se conoce como llamadas de margen) para mantener “vivas” las posiciones. La caída de los precios de los bonos ha sido tan fuerte que los fondos se han visto forzados a vender una gran cantidad de activos, provocando una espiral de baja de precios. Los efectos sobre el empobrecimiento de la población son obvios: suben los pagos de hipotecas, se reducen los pagos a pensionados y permanece la inflación … una historia que medio conocemos aquí en México.
El Banco de Inglaterra (BoE) ha intervenido para recomprar bonos en el mercado por cantidades importantes (5,000 millones de libras en bonos tradicionales y otros 5,500 millones en bonos ligados a la inflación). Pero pasan dos cosas, el anuncio tiene una fecha límite hasta este viernes y las tasas no han corregido su carrera de alza. Es muy probable que el BoE se vea forzado a mantener la actividad de recompra de bonos mientras sea necesario. Pero claro, su pregunta es correcta ¿qué eso no es exactamente lo contrario que están haciendo las autoridades monetarias en el mundo para controlar la inflación? ¿Cómo puede ser que por un lado el BoE aumente las tasas y por el otro recompre bonos?
Pues eso es lo que seguramente sucederá. Es probable también que el ritmo de alza de tasas se vea frenado con respecto a la expectativa que el mismo BoE había creado. Por lo pronto, ha cancelado en las últimas tres semanas las ventas de bonos que tenía programadas a hacer como parte de la reducción de liquidez implícita en el intento de reducir la inflación.
¿Puede haber situaciones similares en otros lados? En Europa parece muy claro. Hay muchas dudas con el nuevo gobierno italiano y el Banco Central Europeo puede caer en un dilema similar si las tasas de interés de largo plazo siguen subiendo, en Alemania lo han hecho en una proporción similar a la de los GILTS.
Una fase crítica del asunto puede generar quiebras en instituciones financieras y expandirse. No lo sabemos, pero la tensión en el mercado de bonos es más que evidente. Las tasas de los bonos del Tesoro norteamericano a plazos largos también han subido de nuevo por encima del 4 por ciento. El riesgo es mayor.
Mientras continúe persistiendo una inflación elevada, los bancos centrales aparentemente seguirán subiendo las tasas de interés, pero las incertidumbres son mayores ahora; los inversionistas se preguntarán en dónde surgirá un nuevo problema financiero, y también se preguntarán si los bancos centrales se verán obligados a intervenir y si eso los “distraerá” de la tarea de atacar a la inflación.
La carga de riesgo aparentemente es mayor, no hay por qué abandonar la cautela.
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