Al abordar las decisiones de inversión ante el inicio del 2023, encontramos una dualidad de criterios; por una parte, pensamos que en las siguientes semanas seguirá existiendo una elevada incertidumbre y por ende una alta volatilidad en los mercados.
Es poco probable que en los meses iniciales se concreten rendimientos tan positivos como los que se observaron en noviembre.
La recomendación lógica es mantener la cautela, pero puede ser una oportunidad para posicionarse hacia el mediano plazo si se piensa en un escenario optimista, en especial en el mercado de deuda.
Los mercados cerraron el 2022 en medio de incertidumbre y diciembre resultó ser otro mes de pérdidas.
El principal aguafiestas fue sin duda la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) que en la primera semana redujo la expectativa de un cambio de postura y de una reversión en el alza de tasas este año.
La información económica tampoco colabora demasiado. La mayoría de los datos muestran una desaceleración más clara.
Ayer mismo el indicador de percepción de los gerentes de compras de la industria (ISM) presentó un nivel de contracción por segundo mes consecutivo y se mantuvo por debajo de los 50 puntos (nivel consistente con una caída de la actividad en el sector).
El temor entre los inversionistas incluye también la posibilidad de que la postura de la Fed sea más dura de lo que se necesita para moderar la inflación.
En el plano internacional, las noticias en Asia tampoco han sido buenas. China enfrenta el problema de millones de contagios ante la relajación de la política de cero Covid. Japón ha dado un giro a su política monetaria que ha revolcado a los mercados locales y ha generado tensión a nivel global.
No veo cómo puedan cambiar mucho las cosas en enero, por ello vemos el inicio del año a mercados con poco volumen y movimientos erráticos. ¿Quiere un ejemplo?
El día de ayer las bolsas abrieron la jornada con importantes movimientos de alza; sin embargo, al cierre de la jornada, la publicación de las minutas de la última reunión de la Fed en diciembre, en donde se mostró la resolución de sus miembros a combatir la inflación y la preocupación acerca de que los participantes en el mercado tengan una precepción equivocada, terminaron por moderar el alza. En el acumulado del año los rendimientos son marginales.
La volatilidad seguirá siendo relativamente elevada y los inversionistas permanecerán sensibles a noticias, principalmente las relacionadas con el desempeño de la economía (en Estados Unidos deberemos de ver datos malos debido al desastre climático del cierre de año).
Se tendrá que corroborar la magnitud del descenso de la inflación de diciembre y los reportes financieros de las empresas deberían entusiasmar a los inversionistas.
En todos los casos la recomendación es tener cautela.
Sin embargo, pensando en un horizonte amplio, ya sea el cierre del año o el 2024, este mes puede representar una buena oportunidad de reposicionar portafolios.
No esperamos otro año como el 2022. La inflación parece que descenderá en el transcurso del año y quitará tensión en el mercado de deuda.
Desde nuestro punto de vista, la sorpresa más posible a la luz de la información que tenemos hoy sobre la mesa es que el descenso de la inflación sea mayor al previsto.
En tal escenario el castigo de las bolsas podría moderarse.
El doble criterio de cautela y tomar algo de riesgo es válido. Significa que hay un escenario de corto plazo incierto y la posibilidad de un cuadro más optimista hacia adelante.
El inicio del año y quizá todo el mes de enero veremos un mercado muy sensible y dependiente de los datos económicos, tanto del cierre del 2022, como del inicio de este año.
De momento, mantenemos la idea de que las tasas seguirán al alza y hasta que los datos y la misma Fed en el mes de febrero marquen de nuevo una pauta, no habrá cambios significativos.
Pero no si su objetivo se establece en 12 meses o más. El nivel de las tasas de largo plazo, en especial en el exterior, así como lo abatido de los múltiplos en las bolsas (lo barato de las acciones, para decirlo más claro) suenan razonables para la construcción de posiciones.
La inversión es un proceso dinámico que se pervierte por quererla cuadrar en el año calendario, eso da lugar al título de este artículo.
Quizás lo que le puedo decir es que un cambio en el escenario que perjudicó mucho a los mercados se está gestando y esto puede implicar oportunidades.
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Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
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