En los últimos días lo más llamativo del comportamiento de los mercados ha sido la continuación del descenso en las tasas de interés de largo plazo en Estados Unidos.
La tasa del bono a 10 años entre noviembre y lo que va de diciembre se ha reducido de un nivel de 4.2% aproximadamente a un nivel registrado ayer por debajo de 3.5 por ciento.
Mientras tanto, los inversionistas continúan asumiendo que la Reserva Federal (Fed) seguirá subiendo la tasa de referencia a un día al menos hasta un nivel de 5% en los siguientes meses. A esta situación; es decir, la diferencia negativa entra las tasas de interés de corto plazo y las de largo plazo se le denomina como una “curva (de rendimientos) invertida”.
Una curva de rendimientos invertida tradicionalmente es un predictor eficiente de una situación recesiva en la economía y a la postre de un descenso de la inflación. Ha sucedido durante todos los episodios de recesión que ha sufrido la economía norteamericana desde la posguerra.
Tiene lógica, sucede cuando los bancos centrales elevan las tasas de interés de corto plazo, generan un descenso en la actividad económica que arroja como una de sus consecuencias una baja de la inflación. Justo lo que intentan hacer los bancos centrales en este año.
Deberíamos asumir entonces que la presencia de una curva que se invierte aun más significa que se anticipa un descenso de la inflación más veloz, o bien una recesión más visible en la economía. Sin embargo, ninguno de los dos efectos sucede por ahora.
Por un lado, la inflación ha descendido de una manera poco significativa desde septiembre y permanece en niveles muy por encima del objetivo de la Fed.
Por otro lado, en algunos segmentos de la economía hemos conocido datos que, no solo no describen un descenso sino una fortaleza no prevista para estos momentos.
Mientras que el sector industrial, el de bienes raíces y el comercio exterior presentan un deterioro desde hace varios meses, el consumo sigue creciendo a tasas positivas, el sector de servicios continua en expansión y el empleo se mantiene sólido con salarios aun crecientes y un numero de vacantes vigentes.
¿Qué sucede entonces? ¿En esta ocasión las tasas pueden no anticipar una recesión? ¿Puede darse una baja de la inflación sin que esta se presente? Creo que esa es la mayor incógnita a la que se enfrentan los mercados en estos momentos.
Algunas ideas:
La expectativa de inflación es de un descenso claro en la parte general, principalmente motivado por el comportamiento de los precios de energía y otros bienes básicos que no es comparable con lo que sucedió al principio de este año.
No obstante, la inflación subyacente (que excluye los movimientos de precios volátiles como a la energía y los alimentos) presenta resistencia a la baja. Esta representa las presiones de precios provocadas por un exceso de demanda en sectores como el de servicios y el de consumo básico.
La predicción de una curva invertida con relación a una recesión tradicionalmente incluye un rezago importante de al menos 12 meses de acuerdo con muchos estudios. Esto hace que sea posible que dentro algunos trimestres se experimente la crudeza de una situación de mayor debilidad que hasta ahora no vemos.
Siendo así, habría que asumir que aun falta por verse un mayor deterioro de las condiciones en los rubros que hasta ahora han mostrado fortaleza para que el pronóstico de descenso de la inflación sea más sólido y abarque todas sus categorías.
Otra posibilidad es que en esta ocasión no se presente tal recesión. Los mercados descuentan un descenso de la inflación sin que sea necesario un abatimiento de la actividad económica más fuerte. Hablamos del famoso escenario de un “aterrizaje suave”.
En algún espacio dentro de esta colaboración he mencionado que no me ha tocado ver en mis años de experiencia que un desenlace tan benévolo se presente.
Lamento no tener conclusiones al respecto; no creo que nadie las tenga, ni siquiera las propias autoridades. Lo que esta garantizado es que por varios meses continuará un nivel de incertidumbre elevado con relación a si la inflación subyacente puede bajar a una mayor velocidad, a si el consumo y el empleo aceleran o no su moderación actual y a si salimos de los problemas en un espacio breve de tiempo.
Mientras tanto, observe a los mercados en las ultimas dos semanas navegando con una mayor volatilidad y demostrando fuerte sensibilidad hacia noticias sobre el crecimiento, la inflación y la postura de las autoridades. Todavía no se puede incluir este episodio de inversión en la curva de rendimientos en los libros de texto, no se sabe si será un dato que corrobore la predicción tradicional de una recesión o bien un novedoso “falso positivo” en el comportamiento actual de la economía y los mercados.
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Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Que-predicen-las-tasas-de-interes-20221207-0112.html