La Fed permisiva
Es probable que, a pesar de los malos datos de crecimiento, la inflación esté repuntando por el alza en los precios de algunas mercancías cuya oferta y demanda se ha visto distorsionada por la pandemia, así como por la fuerte inyección de liquidez y subsidios en la economía.
Una de las premisas fundamentales que han surgido de la recesión provocada por la pandemia, y me atrevería a decir desde la crisis financiera del 2008, es que no hay argumentos para que haya una presión inflacionaria relevante, con excepción de lo que hacen los bancos centrales.
En días recientes se publicó una inflación en Estados Unidos que hizo levantar las cejas a los inversionistas y volver a discutir el punto.
El surgimiento de presiones inflacionarias podría ser una buena señal en las circunstancias actuales (a final de cuentas implicaría la presencia de una recuperación más robusta), pero a nadie le da confianza despertar a dicho monstruo, en especial a los inversionistas en los mercados financieros.
Para julio tanto el índice de precios al productor como el índice de precios al consumidor de Estados Unidos registraron aumentos de 0.6% m/m en cada caso. La inflación anual al consumidor se ubicó en 1% en la parte total y 1.6% en la subyacente, ya aproximándose a la meta del 2% de la Reserva Federal. Incluso excluyendo el componente de vivienda, la inflación subyacente registró un repunte no visto en varios meses.
Es probable que, a pesar de los malos datos de crecimiento, la inflación esté repuntando por el alza en los precios de algunas mercancías cuya oferta y demanda se ha visto distorsionada por la pandemia, así como por la fuerte inyección de liquidez y subsidios en la economía. De persistir esta situación, la inflación podría continuar al alza.
Lo curioso es que las autoridades no parecen ni sorprendidas ni tomando acciones al respecto. De acuerdo con las últimas minutas de la reunión del Comité de Operaciones de Mercado Abierto de la Reserva Federal (Fed) publicadas este miércoles, las probabilidades de un aumento en la tasa de interés de referencia en 2021 o 2022 disminuyeron. De hecho, algunas valuaciones y expectativas de mercado sugieren que dicha tasa podría elevarse incluso hasta 2024.
De acuerdo con la discusión, el estímulo monetario en Estados Unidos podría continuar hasta 1) comprobarse que la economía ya inició un proceso sostenido de recuperación o 2) se detecten riesgos sustanciales de inflación.
A juzgar por los más recientes datos duros para la economía norteamericana (principalmente empleo, ventas al menudeo y algunos índices de precios) es más probable que la segunda posibilidad se concrete más rápido que la primera. Más aún si el estímulo fiscal se refuerza.
A julio, el déficit público de Estados Unidos se ubicaba ya alrededor del 15% del PIB.
Las minutas describen una inflación que puede retroceder en el mediano plazo debido a los efectos continuos de la pandemia y a la debilidad en el crecimiento A pesar de una tendencia de recuperación no hay signos de una inflación que pudiera ir continuamente al alza. Bajo estas premisas los bancos centrales siguen con su postura de relajación a tope y por lo mismo es muy difícil ver que las tasas de interés de largo plazo vayan hacia arriba con consistencia, tal y como lo demuestra el retroceso a la baja de los dos últimos días.
¿Es permisivo el banco central con respecto a la inflación? En estricto sentido sí; pero hay que reconocer que las actuales circunstancias han creado una cancha muy grande para serlo.
Las autoridades monetarias y fiscales no verían mal un repunte en la inflación provocado por un aumento de la demanda; sin embargo, eso aún está lejos de suceder.
Las discusiones sobre la inflación en el mundo desarrollado se diluyen rápidamente, y suponemos que así será de nuevo en esta ocasión.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-Fed-permisiva-20200819-0110.html