La “V” imaginaria
Poco a poco en el mundo de las inversiones financieras vamos cayendo en cuenta que los mercados están distorsionados y que las expectativas de una recuperación en “V” de las economías en el mundo son ilusorias. La incertidumbre es demasiado grande.
El contexto en el que los inversionistas navegarán implica una pugna entre un proceso de reapertura lento y dudoso, la ausencia de una recuperación vigorosa y la presencia de fuertes estímulos monetarios y fiscales.
No hay segunda ola. Seguimos en la primera. Eso es la primera idea que me viene rondando en la cabeza desde la semana pasada.
El mundo experimentó el gran confinamiento para reducir la velocidad de contagio del Covid-19, no para erradicarlo. Eso sólo se pudiera hacer en el momento en que hubiese una vacuna confiable y al parecer eso no ocurrirá este año.
En distintas regiones la fuerza del confinamiento ha sido más o menos eficaz. En Europa occidental, donde fue más radical, se nota el descenso en la curva de contagios.
En algunas partes de Estados Unidos, como Nueva York, la contención en la propagación fue efectiva. Sin embargo, lamentablemente hay más casos en donde el confinamiento fue parcial y tardío; por ello, así como hay regiones que hablan de un proceso de reapertura, hay otras que están inmersas en la aceleración de los contagios.
Esta aceleración se ha vuelto a ver en algunos estados de la Unión Americana y, debido a ello, hay fuertes dudas con relación a la reapertura. La pandemia sigue su curso.
No hay un control específico. En algunos lados hay más evidencia que en otros por la presencia de pruebas, en otros hay un enorme desconocimiento de su alcance.
Esta conclusión nos sugiere que la reapertura no va a ser un proceso continuo de normalización.
Más bien, debemos hablar de una reincorporación administrada de ciertas zonas o tipo de actividades a un ritmo de trabajo habitual (de acuerdo con la característica que éste tuviera en el pasado).
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto el dedo en la llaga al publicar su reporte sobre perspectivas para la economía mundial el día de ayer 24 de junio.
De acuerdo con su análisis, el FMI redujo su estimación para la variación del Producto Interno Bruto global en 2020 de una caída de 3% hecha en abril a un estimado de 4.9%; y habla de una recuperación “parcial” en 2021.
Esta parcialidad responde a muchas variables. La escasez de demanda es la principal, debida a la persistencia de elevados niveles de desempleo; pero también a la represión propiciada por el temor a los contagios y los cambios de hábito.
Un ejemplo, la reservación de restaurantes en Florida aumentó durante mayo a la mayor velocidad. En lo que va de junio, ésta ha retrocedido a los niveles de abril, principalmente por las reincidencias en el número de contagios reportados desde hace un par de semanas.
La narrativa en los mercados ha pasado de una salida, y una posible recuperación, mayores a las esperadas, a un serio cuestionamiento sobre la famosa recuperación en forma de “V”.
¿Dónde nos sitúa eso como inversionistas? En el reconocimiento de que: a) Habrá avances en el tema de la pandemia, reducción en la tasa de mortandad, tal vez una vacuna, pero el Covid-19 seguirá presente por un buen tiempo y por lo menos en los siguientes meses persistirá la incertidumbre sobre su control; b) No será posible volver a los niveles de desempleo y producción que había el año pasado, el crecimiento va a ser muy bajo y disparejo; y c) Los planes de apoyo del gobierno, la represión monetaria por parte de los bancos centrales (entienda tasas bajas y mucho dinero) y la elevación de los endeudamientos seguirán presentes.
Añádale a este cocktail de conclusiones la cercanía de las elecciones en Estados Unidos con un presidente Trump capaz de lanzar al ruedo medidas o amenazas de cualquier índole, sin importar su efecto sobre la perspectiva mundial.
Lo que podemos garantizar, más que elevados rendimientos, es una elevada indecisión entre los inversionistas y por lo tanto, a partir de ahora, movimientos erráticos en los precios.
En este escenario incierto y distorsionado, a usted como inversionista no le conviene permanecer a un lado. Mientras haya indicios de una situación mejor y tasas de interés mínimas que apoyen a los mercados de crédito, es difícil visualizar una corrección como la de marzo. La valuación de los activos no corresponde a la nueva realidad económica, pero tal condición no va a cambiar.
El soporte de las autoridades seguirá presente hasta que no haya evidencia rotunda de que vamos para otro lado, y para eso falta mucho, mucho tiempo.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-V-imaginaria-20200624-0113.html
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