Columna: La calma temporal.
Columna: La calma temporal
A pesar de la volatilidad tan marcada que se generó por las cambiantes decisiones del presidente de Estados Unidos, todo parece indicar que nos encontramos en un periodo de relativa calma temporal
Columna: La calma temporal
Los datos de crecimiento económico correspondientes al primer trimestre de 2025 (en adelante 1T-25) se vieron distorsionados por la posible imposición de aranceles a las importaciones de los principales socios comerciales de Estados Unidos.
En el caso del PIB norteamericano, destacó la fuerte contribución negativa de las importaciones, mismas que restaron 5.00 puntos porcentuales (pp) al crecimiento trimestral anualizado del periodo (recordemos que las importaciones se restan al PIB de un determinado país debido a que se producen fuera de éste). Esta cifra, que no se había registrado desde el 3T-20 (-7.46 pp) en plena pandemia y, excluyendo este evento, no se había observado desde el 2T-69 (-3.47 pp), respondió a un inusual incremento en la demanda de estos productos en anticipación a posibles aranceles agresivos por parte de la administración del presidente Donald Trump. Aranceles que aún no se implementan del todo a pesar de que se observan en algunos productos aislados como el acero y el aluminio.
Y no se diga la posibilidad de que entrarán en vigor aranceles de 25 por ciento a los automóviles no producidos en Estados Unidos, o incluso autopartes producidas fuera de América del Norte. O la sonada tarifa de 145 por ciento a las importaciones de China, con excepción de algunos aparatos electrónicos, así como tarifas generalizadas de 10 por ciento (no para todos) incluyendo a la Unión Europea y tarifas que se pusieron en pausa 90 días, de los cuales ya transcurrieron 30. En fin, un cúmulo de información cambiante que no sólo disparó la demanda de importaciones durante el 1T-25, sino también de automóviles, de equipo de transporte, de maquinaria y equipo industrial, oro (mismo que llegó a tocar hasta 3 mil 400 dólares por onza, en lo que se pensó podría ser un refugio en lugar del debilitado dólar norteamericano), entre otras distorsiones.
Pero al parecer ya hay más calma. A pesar de la volatilidad tan marcada que se generó por las cambiantes decisiones del presidente de Estados Unidos, todo parece indicar que nos encontramos en un periodo de relativa calma temporal, con los mercados tratando de recuperarse de uno de los movimientos bajistas más abruptos que se han registrado en varios años.
México no fue la excepción. Las exportaciones del 1T-25 recibieron el impulso de una fuerte demanda de estos productos en Estados Unidos, por supuesto, en anticipación a posibles aranceles, y sobre todo en manufacturas (principalmente autos y partes). El incremento de la actividad manufacturera a causa de esta distorsión permitió contrarrestar las caídas en la construcción, mismas que responden a la cautela de inversionistas locales y extranjeros, que probablemente pusieron en pausa sus proyectos (o decisiones de gasto) hasta no contar con un panorama más claro sobre las posibles –y esperemos decididas– estrategias económicas del presidente Trump. México salvó una recesión técnica, en parte, por el impulso de las exportaciones (sobre todo en el sector agrícola, mismo que también buscaría evitar las tan temidas tarifas arancelarias), así como actividad de comercio y servicios, que no cayó a pesar de la marcada desaceleración del empleo.
Haber evitado una recesión técnica (definida como dos caídas consecutivas del PIB), así como encontrarse en una posición relativamente privilegiada en medio de una dura y relativamente inestable guerra comercial, brindan cierto periodo de calma a México. Calma, pero también temporal.
Si bien ahorita esta calma se traduce en un tipo de cambio sorpresivamente apreciado, a pesar de los ajustes a la baja en los estimados de crecimiento para nuestro país, así como la posibilidad de que Banco de México baje su tasa de referencia más de lo que se tenía previsto a principios de año, nada nos exime de un abrupto movimiento al alza si el presidente Donald Trump decide aplicar una medida no prevista que perjudique las perspectivas para nuestro país. En el ámbito que sea, pero principalmente en el económico.
Por supuesto que esa posibilidad no queda descartada y sería ahí, justo ahí, cuando concluya el periodo de calma temporal. Tanto para México como para Estados Unidos, si no es que para otros países también.
Consulta la columna de Ricardo Aguilar en El Financiero:
La calma temporal – El Financiero
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En 2004 inició su carrera como economista en la Dirección de Asuntos Internacionales de Banco de México. En 2007 ingresó por primera vez a INVEX, donde elaboró sus primeros reportes económicos y reforzó la participación del Departamento de Análisis en las principales encuestas del mercado.
De 2012 a 2019 trabajó en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Primero como subdirector en la Unidad de Banca, Valores y Ahorro; después como asesor de Irene Espinosa, entonces Tesorera de la Federación y actual subgobernadora de Banco de México, y finalmente como Director de Política y Evaluación de Productividad Económica.
En enero de 2020 regresó a INVEX como Economista en Jefe. Actualmente representa la postura del Grupo Financiero en temas de economía ante clientes internos y externos, así como distintos medios de comunicación.
Ricardo Aguilar forma parte del Comité de Inversión de INVEX y ha participado como expositor en eventos de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB), la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) e instituciones académicas como el ITAM, la UNAM, el Tec de Monterrey y la Universidad Anáhuac.
En 2023 fue reconocido por la revista Forbes como uno de los economistas más influyentes de México.