Columna: La mayor preocupación de la FED
La preocupación inmediata de la Reserva Federal podría centrarse ahora en el empleo que, a diferencia de la inflación, sorprende continuamente al alza.
A diferencia de bancos centrales como el nuestro que se enfocan en el comportamiento de la inflación para determinar sus acciones de política monetaria, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) también considera a la tasa de desempleo.
Llama la atención como esta tasa, a pesar del agresivo ciclo de política monetaria restrictiva del banco central, no ha aumentado significativamente. De hecho, ésta se ubicó en 3.7 por ciento en mayo, uno de sus niveles más bajos de las últimas décadas. Resalta cómo, en un entorno donde sectores como el residencial llegaron a desplomarse hasta 30 por ciento por el ciclo de alza de tasas, el empleo no se ha visto del todo afectado.
La nómina no agrícola, principal indicador del mercado laboral norteamericano, se mantiene en ascenso. Y no sólo eso. La nómina sorprendió en mayo al crecer en 339 mil plazas contra 180 mil esperadas por el consenso. A pesar de las revisiones a la baja en algunas cifras previas, la creación de empleos en Estados Unidos en lo que va de 2023 dista mucho de un escenario de recesión. Incluso indicadores oportunos como las solicitudes semanales del seguro de desempleo no han registrado un aumento significativo.
¿Por qué el consumo, variable que representa el 70 por ciento del PIB de Estados Unidos, crece a tasas sólidas a pesar de que las tasas de interés (sobre todo las de corto plazo) aumentaron cerca de 500 puntos base en poco más de un año? Porque hay empleo.
Mientras el empleo aumente, sobre todo en más de 200 mil plazas al mes como ha ocurrido desde enero de este año, el ingreso laboral continuará al alza y el consumidor norteamericano podrá gastar más, incluso en términos reales.
Un mayor consumo presiona el proceso de formación de precios en la economía. No por nada se ha observado un descenso bastante moderado en la inflación anual subyacente, misma que ha retrocedido 110 puntos base desde su máximo más reciente comparado con el descenso de 420 puntos base de la inflación general anual desde su último máximo. Si la demanda se mantiene firme, la inflación, particularmente la subyacente, no descendería tan rápido como se prevé.
Y si la inflación no baja, la FED no bajará la tasa de referencia. Al menos no tan pronto como esperaba el mercado hace un par de semanas. Incluso podría mantenerla en su nivel actual por más tiempo del que actualmente se descuenta (de hecho, justo se observó un rebote en las tasas de interés después de conocerse el dato de empleo de mayo). Un escenario más adverso para las inversiones sería una reactivación del ciclo de alza de tasas por parte de la FED si la inflación repunta por mejores condiciones de crecimiento derivadas de sólidas ganancias en el mercado laboral.
Es probable que hoy día la mayor preocupación de la FED no sea la inflación. Al menos no como lo fue en junio de 2022 cuando ésta llegó a 9.1 por ciento anual, su nivel más alto en cuatro décadas. La preocupación inmediata podría centrarse ahora en el empleo que, a diferencia de la inflación, sorprende continuamente al alza.
¿Por qué está tan firme el empleo? Probablemente por distorsiones que aún no se corrigen en el mercado de trabajo. Por ejemplo, todavía hay más de 10 millones de vacantes disponibles en la economía norteamericana. Para dimensionar, considérese que el promedio de vacantes (medidas a través de la encuesta JOLTS o Job Openings and Labor Turnover Survey) entre 2009 y 2019 fue de 4.8 millones.
Mientras estas vacantes no caigan de forma importante el empleo podría seguir creciendo a tasas sólidas. Y probablemente sin la necesidad de que los trabajadores inviertan demasiado tiempo en concretar una oportunidad laboral.
Son precisamente los firmes avances del empleo, aunado a una propensión marginal a consumir en Estados Unidos significativamente elevada, los que dificultarían el descenso de la inflación conforme a la trayectoria prevista por el banco central.
Consulta la columna de Ricardo Aguilar en El Financiero:
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/ricardo-aguilar/2023/06/08/la-mayor-preocupacion-de-la-fed/
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En 2004 inició su carrera como economista en la Dirección de Asuntos Internacionales de Banco de México. En 2007 ingresó por primera vez a INVEX, donde elaboró sus primeros reportes económicos y reforzó la participación del Departamento de Análisis en las principales encuestas del mercado.
De 2012 a 2019 trabajó en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Primero como subdirector en la Unidad de Banca, Valores y Ahorro; después como asesor de Irene Espinosa, entonces Tesorera de la Federación y actual subgobernadora de Banco de México, y finalmente como Director de Política y Evaluación de Productividad Económica.
En enero de 2020 regresó a INVEX como Economista en Jefe. Actualmente representa la postura del Grupo Financiero en temas de economía ante clientes internos y externos, así como distintos medios de comunicación.
Ricardo Aguilar forma parte del Comité de Inversión de INVEX y ha participado como expositor en eventos de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB), la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) e instituciones académicas como el ITAM, la UNAM, el Tec de Monterrey y la Universidad Anáhuac.
En 2023 fue reconocido por la revista Forbes como uno de los economistas más influyentes de México.
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