Parece que ha pasado lo peor y hay una trayectoria de recuperación. Si el tema de la pandemia se diluye también en nuestro país, no dude que las tendencias de las que le hablo se consoliden y las tasas de crecimiento vuelvan a ser positivas en muchos rubros en el 2021.

Leo los análisis del segundo informe de gobierno del presidente López Obrador y el señalamiento de que la mayoría de sus afirmaciones sobre la situación del país contrastan con los hechos.

Sin embargo, hay una apreciación que me parece cierta: La economía tocó fondo en el segundo trimestre y se dibuja una recuperación. La forma de esta recuperación no es nada satisfactoria y a la vez es poco esperanzadora; no obstante, sí es una recuperación, que tiene sus explicaciones y me gustaría precisarlas.

En efecto, hay un punto de inflexión en algunos indicadores oportunos de la actividad económica que se ve de mejor manera entre julio y agosto.

Las ventas que reporta la Asociación de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) han pasado de decrecer a tasas promedio cercanas al 20% entre abril y junio, para registrar un decrecimiento de 9% en julio.

La información de movilidad en Internet ha mejorado bastante y se ubica cerca de alcanzar los niveles previos a la crisis que inició en marzo. La venta de autos creció 5.8% en agosto, lo cual significa que mes a mes mantiene una tasa positiva de incremento después del desplome de abril de más del 60 por ciento.

La demanda agregada de alguna manera parece “moverse”, aunque a un ritmo lento.

Ahora bien, las mejores noticias provienen del exterior. En el mundo desarrollado el sector industrial parece encontrarse en plena recuperación y México es un eslabón importante de la cadena de suministros en muchos sectores, en especial el automotriz.

El retorno a niveles de actividad muy positivos en la producción de coches en Estados Unidos, por ejemplo, ha provocado un repunte importante de la producción en México que ya se ubica casi en niveles similares a los registrados antes de la pandemia.

Algo de lo más destacable probablemente ha sido el comportamiento de las exportaciones de manufacturas. Los superávits de más de 5,000 millones de dólares de junio y julio hablan por sí solos.

De este modo, observaremos un repunte de la producción industrial en julio y probablemente en agosto (aún no se publican los datos), que contrastará contra la fuerte caída observada en junio.

Por otro lado, las remesas que mandan los paisanos que viven en el extranjero siguen ubicándose en niveles récord. Si el crecimiento en Estados Unidos se mantiene, junto con la presencia de estímulos fiscales, es de esperarse que no haya una merma de este flujo que representa un alivio para muchas familias en el país.

En resumen, el brutal golpe que se experimentó en México por la pandemia y por la parálisis en Estados Unidos en el segundo trimestre, combinado con la escasa reacción del gobierno para apoyar a los sectores más afectados, corrobora la expectativa de una caída del Producto Interno Bruto de entre 9 y 10% para este año.

Sin embargo, parece que ha pasado lo peor y hay una trayectoria de recuperación. Si el tema de la pandemia se diluye también en nuestro país, no dude que las tendencias de las que le hablo se consoliden y las tasas de crecimiento vuelvan a ser positivas en muchos rubros en el 2021.

Pero no se entusiasme. En la forma de la recuperación es posible que sí nos diferenciemos mucho de nuestros socios comerciales y del resto del mundo desarrollado.

En México tenemos un gobierno que no cuenta con recursos y que su mejor colaboración fue acentuar la austeridad durante la crisis, así como emplear recursos en proyectos cuya prioridad está en duda y que colaborarían poco a un mejor registro de crecimiento.

La recesión de este año seguramente ha provocado un empobrecimiento de muchas familias y empresas que se observará en la lentitud de crecimiento en la compra de bienes durables o en la inversión privada.

Entramos a la recesión después de dos años casi de crecimiento nulo y el logro de una tasa positiva o un punto de inflexión no nos enviarán a un crecimiento que recupere los niveles vistos entonces.

Los mejores estimados asumen que una recuperación de la actividad a niveles previos a la pandemia se presentará hasta el 2023.

La economía de México está volviendo a poner en evidencia que estructuralmente tiene un diseño  (apertura comercial, exportación de manufacturas, autonomía en el combate a la inflación, fortaleza del sistema financiero, escaso endeudamiento, reservas elevadas, etc.) que ajusta rápido los choques externos y le permite acompañar la recuperación cuando esta se da.

La ausencia de un gobierno que efectivamente se dedique a promover el crecimiento y aproveche mejor estos momentos es una pena.

perspectivas@invex.com

Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.

https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Recuperacion-economica-en-Mexico-20200902-0082.html

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Rodolfo Campuzano
Director General de INVEX Operadora | INVEX Banco
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