La clave del crecimiento
Menos eventos que implican riesgo y un entorno complaciente, tanto en cuanto a crecimiento como a la dirección de las tasas de interés, mantienen a los mercados sobre máximos y con rendimientos aún muy elevados en el inicio de este año.
Sin embargo, hay pocas razones para confiar mucho en valuaciones tan elevadas mientras el crecimiento no muestre otra cara. Hay señales de esperanza, pero faltan muchos datos por ver. La observación del crecimiento será la clave. También en México.
Al día de hoy podemos decir que existen menos temas sobre la mesa que generan temor entre los inversionistas. A final de cuentas, el episodio belicoso entre Estados Unidos e Irán se enfrió de manera súbita con un aparente saldo favorable para el gobierno norteamericano.
Por otra parte, se ha firmado la primera fase de un nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos y China. Este hecho pone fin al intercambio de sanciones y restricciones que ambos países impusieron a lo largo del año pasado y que, en determinados momentos, despertaron un fuerte grado de aversión al riesgo.
También parece haberse conjurado la presencia de un Brexit violento. Ahora hay un aparente acuerdo y un gobierno conservador en el Reino Unido con el poder suficiente para finiquitarlo. La fuerte inquietud de los inversionistas con respecto a este tema y a eventos disruptivos en Europa se ha diluido.
Asimismo, no hay muchos agentes que esperan un resultado que sacuda a los mercados procedente del proceso de destitución que ahora se lleva a cabo contra el presidente Trump en el Congreso de Estados Unidos. A los inversionistas les parece claro que los senadores republicanos votarán en contra de las resoluciones que aprobó la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes.
Sin eventos inquietantes a la vista, los agentes se muestran optimistas y mantienen posiciones de riesgo en los mercados globales. A esto también colabora la idea generalizada de que la Reserva Federal (Fed) se mantendrá sin alterar los niveles de las tasas de interés por un rato.
Los mercados detectan señales de que la debacle del sector industrial del año pasado está tocando piso. Hay síntomas de que la caída se ha detenido en las cifras de crecimiento de China o al interior de los datos de producción industrial de Estados Unidos y Europa. Por su parte, los datos de consumo en Estados Unidos (principal sostén de un crecimiento positivo) siguen siendo robustos.
Por todo lo anterior vemos a los mercados situarse en niveles máximos y con pocas alteraciones derivadas de la percepción de riesgo. Las valuaciones en la Bolsa se ubican en sus máximos de este siglo y al parecer hay síntomas de una racha demasiado prolongada. ¿Qué puede interrumpirla? La respuesta está en la tendencia de crecimiento.
Solo una situación de crecimiento mejor podría hacer justificables las valuaciones tan elevadas que vemos hoy en los precios de los activos. Por ello, es importante observar las trayectorias de crecimiento y los datos que vayan publicándose. Una desviación con respecto a la actual percepción puede generar virajes importantes en los mercados.
En este sentido, creo que falta mucho para que los datos sobre un crecimiento más sólido se muestren de manera más abierta y que la expectativa de mejora se refleje en los pronósticos, algo que no ha sucedido hasta ahora, y que suena difícil para el transcurso de todo el año. No es un ejercicio saludable traducir que el desempeño actual de las bolsas es un presagio de mayor crecimiento cuando sabemos que hay distorsiones muy potentes que han motivado la presencia de una racha tan prolongada de ganancias.
El mundo sufre de factores estructurales que le restan potencial de alza en el crecimiento. En Estados Unidos, es difícil pensar en un consumo más dinámico. El año pasado el consumo creció cerca de 3% y sostuvo el crecimiento del PIB cerca de 2.5 por ciento.
En un entorno que seguirá siendo incierto y sin el beneficio de las ganancias tan espectaculares en las inversiones, suena complicado pensar otro factor que vaya a impulsar a la economía norteamericana. No lo hará la producción industrial, ni las exportaciones netas ni la inversión no residencial.
La limitante de mayores elementos de impulso monetario y fiscal provocan escepticismo con respecto a si en China lograrán volver a un crecimiento de 6% o superior, y si en Europa habrá una recuperación franca en ausencia de un estímulo de tipo fiscal. Si usted es escéptico con relación al crecimiento tenga mucho cuidado con las bolsas, la probabilidad de que haya correcciones es alta.
Lo mismo podemos decir con relación a México. El crecimiento es el dato relevante. Banxico se irá con tiento en la reducción de las tasas de referencia y el gobierno no alterará el estatus de equilibrio de las finanzas públicas en este año. Lo relevante para los mercados en México es que se observe una situación de crecimiento distinta. La ratificación del T-MEC sugiere algo así y con ello hemos visto a la Bolsa de México presentar un rendimiento de más de 5% en lo que va del año, superior a la mayoría de los índices en el mundo; pero tal comportamiento responde a una revaluación de múltiplos que no se consolidará si volvemos a tener un crecimiento nulo.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-clave-del-crecimiento-20200122-0108.html
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