El conflicto con Irán ha quedado en el pasado, y las bolsas en Estados Unidos (y sorprendentemente en México) inician el año con toda la fuerza, a pesar de los extraordinarios rendimientos del año pasado.

Nuevamente pienso que hay un entorno muy favorable para los mercados de capitales; asimismo, al reflexionar sobre los factores que pueden generar una corrección, llegamos a la conclusión de que otra vez, la expectativa relacionada con el crecimiento será lo más relevante.

Llegamos al 15 de enero y las bolsas en prácticamente todo el espectro presentan de nuevo resultados sorprendentes. Las alzas en promedio se acercan a 2%, ¡en 15 días! El índice NASDAQ en Estados Unidos ha subido 3.2%, el Standard & Poor’s 500 tiene un alza de 1.8%; en Europa, la Bolsa de Alemania también sube 1.4%, y en los mercados emergentes, la Bolsa de China ha subido 1.4% y la de Brasil 0.7%; hasta la Bolsa de México tiene un rendimiento sorpresivo de 2.1% en lo que va del 2020.

Claramente, se conjugan varios elementos para que presenciemos esta situación. Por un lado, hay menor sensación de riesgo. Como le decía, el tema de Irán y el Medio Oriente parece haberse difuminado rápidamente como factor de temor; asimismo, ayer presenciamos el cierre de hostilidades (por ahora) entre Estados Unidos y China en el tema comercial; también llegamos a la concreción del famoso Brexit negociado, no duro.

Otro factor positivo es la postura de los bancos centrales. Estamos frente a otro momento en donde se sienten las fuertes medidas de inyección de liquidez y de abatimiento de los costos financieros (tasas de interés) en casi todos lados. En Estados Unidos, Europa, Japón y China las autoridades han estado activas en amortiguar el descenso del crecimiento que se observó el año pasado; todos, por distintas razones, han vuelto a expandir su balance (han impreso dinero para recomprar deuda). Lo más destacable es que no hay una expectativa en el futuro previsible de un cambio en dicha postura, la misma Fed ha declarado que hará una pausa para ver cómo evolucionan las cosas.

Con un crecimiento todavía aceptable, con la “certeza” de que el retorno vía intereses sigue siendo mínimo por un buen tiempo y sin elementos que generen un temor importante, la decisión de los inversionistas es buscar rendimientos en donde hay más posibilidad de que se generen, es decir en la Bolsa (vía utilidades o dividendos) y en segmentos de alto riesgo (mercados emergentes, por ejemplo). Nada nuevo.

El asunto es que no hay un panorama de crecimiento mejor hasta ahora. Las cifras referentes al desempeño económico del sector industrial global siguen siendo deprimentes. Algunas regiones no muestran mucha reacción ante las políticas de estímulo (Europa, Japón, incluso China).

Más en específico, la expectativa de crecimiento de las utilidades de las empresas que integran el índice S&P 500 es negativo por segundo trimestre consecutivo y representa la menor tasa de crecimiento de los últimos tres años. En el año pasado, el fuerte repunte de la Bolsa se concentró en pocos sectores muy favorecidos por la dinámica global, pero en general los resultados favorables no fueron generalizados.

Es importante ver que, ante este panorama, el hecho de que las bolsas sigan subiendo implica que los precios de las acciones se están encareciendo en términos de múltiplos, de hecho, con las cifras al cierre de ayer, el múltiplo Precio/Utilidad (P/U) adelantado de las empresas del S&P se ubica en su nivel máximo ¡de este siglo!

¿Qué factor puede presentarse que cambie esta situación? ¿Qué podría hacer que las bolsas se comporten de manera distinta? Por ahora, pensamos que el factor más cercano es una decepción con el crecimiento. Si la baja de la actividad económica se profundiza, el actual encarecimiento del mercado le puede restar atractivo rápidamente y si en dicho momento los inversionistas detectan que las autoridades monetarias tienen pocas armas para reaccionar, el ajuste puede ser grande.

En México hemos visto a la Bolsa subir. Al cierre del 2019 se trataba quizá del mercado más barato en términos relativos; la percepción de estabilidad financiera y tal vez un crecimiento positivo, aunque sea ínfimo, le ha dado algo de vuelo, pero vemos su crecimiento limitado y muy dependiente de la evolución de los mercados en el exterior. El área de análisis de INVEX estima un nivel para el S&PBMV IPC de 47,500 puntos al cierre de este año.

perspectivas@invex.com

Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.

https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Le-explico-las-bolsas-20200115-0089.html

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Rodolfo Campuzano
Director General de INVEX Operadora | INVEX Banco
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