El contexto dañado
La crisis en Turquía tiene muchos síntomas de una crisis tradicional como la que se ha experimentado en varios mercados emergentes en los últimos años. Elevados déficits, endeudamiento excesivo y escasez de financiamiento. Aunque hay matices diferentes en esta ocasión: en primer lugar hay un cambio de contexto hacia uno muy adverso para el segmento emergente; en segundo, hay una respuesta que no es la tradicional.
Recuerde el consenso de Washington. Las premisas de cómo se debía administrar la globalización, en donde muchos jugadores tendrían un papel exportador, y cuyo motor de financiamiento sería el excedente de capitales proveniente del exterior. Podías vender bienes básicos o manufacturados y entrar en una cadena de crecimiento ligado al entorno global.
Quienes mejor aparecían en este esquema recibían mucho dinero en determinado momento. Tal fue el caso de Turquía o Brasil hace una década. En México hemos visto la afluencia de recursos provenientes del exterior a cambio de inversiones productivas en varios lustros hacia atrás.
Quienes hayan hecho mal uso de esos recursos o hayan vendido una expectativa excedida sufrían un ajuste severo representado por la ausencia de recursos que se reflejaban en una moneda más débil, presión inflacionaria y tasas altas, o bien la insolvencia. La intervención de organismos financieros internacionales para apuntalar a estos países indisciplinados exigía un ajuste fiscal severo y el aumento de tasas de interés, lo cual tenía frecuentemente un impacto devastador en el corto plazo.
Los efectos de la solución aplicada en la crisis financiera global del 2018-2009 ayudaron al segmento de mercados emergentes al aumentar el flujo de dinero hacia dichos países. Muchos de ellos se volvieron a exceder, entre ellos, Turquía.
Pero hoy el contexto ha cambiado. Desde inicios de este año tomó forma un escenario que quitó mucho atractivo a la inversión en activos de mercados emergentes. Por un lado, se propagó la idea de un cambio de ciclo en los niveles de las tasas de interés en el mundo, algo que no sucedía en casi una década. En segundo lugar, y más importante, el gobierno de los Estados Unidos intensificó fuertemente el uso de medidas proteccionistas e inició la llamada guerra comercial.
Medidas que buscan reducir el volumen importado, o el valor de las compras, más la percepción de un financiamiento más caro son exactamente la medicina errónea para todos los países cuya marcha dependía precisamente de las exportaciones y de los flujos de recursos provenientes del exterior. Por ello, en lo que va del año, las bolsas emergentes han registrado pérdidas en general, las monedas de casi todos los países del segmento se han devaluado y la mayoría han aumentado su tasa de interés intentando retener el flujo de recursos.
Los más frágiles han resentido el embate especulativo adverso. Turquía entre ellos. Se trata de un episodio de fuerte especulación que seguramente perderá notoriedad. Lo que es preocupante es que el entorno no parece que vaya a cambiar en el mediano plazo y ello puede generar otros momentos de aversión al riesgo entre los mercados emergentes.
Ahora bien, hay novedades. La principal es que el gobierno turco ha decidido no seguir los consejos tradicionales de los organismos financieros tradicionales y presionar en el sentido contrario. La restricción a operaciones contra la Lira, y cambios en el control de flujos bancarios se han aplicado, pero las autoridades no pretenden subir las tasas de interés y más bien buscan ayuda de países que están siendo afectados por el contagio ante la elevación en el riesgo, principalmente en Europa.
No sabemos el desenlace del capítulo turco. Sólo podemos afirmarle que el contexto para el sector emergente ha cambiado por la conformación geo-política actual y que las soluciones tradicionales están siendo confrontadas. Viene una etapa interesante y, no lo dude, de más momentos de fuerte volatilidad.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/El-contexto-danado-20180815-0081.html
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