La relatividad en las alzas del dólar
En el diálogo sobre las posibilidades del tipo de cambio para los próximos meses, normalmente caemos en mencionar que hay la posibilidad de alzas, correcto, pero que hay de alzas a alzas. La posibilidad de una volatilidad como la del final del 2016 o inicios del 2017, parece reducida; hay muchos elementos para considerarlo.
Ayer mismo el tipo de cambio volvió a ubicarse en $18.85 pesos por dólar, más o menos 30 centavos por encima de lo que vimos en días previos. Pensar que el tipo de cambio no se mueva es absurdo en un esquema de libre cotización y con un contexto de tanta incertidumbre.
Ayer mismo el Banco de México reforzó la idea de hacer lo necesario para actuar de forma oportuna y firme para controlar variaciones excesivas en el tipo de cambio en su intento por doblar la espalda a la inflación. Lo anterior lo hará vía un premio elevado, es decir una tasa de interés permanentemente atractiva. Con ello no es posible determinar un nivel pero a nuestro juicio sí es más factible reducir el rango de variación del valor del dólar.
Movimientos como los que hemos visto en el transcurso de este año son digamos “tolerables” en términos de que, si son en un rango acotado y no alteran la visión futura de las principales variables (inflación y tasas), ello implica que, de alguna manera, las autoridades logran su objetivo.
Por supuesto que existen factores de riesgo que pueden alterar mucho la idea de alzas moderadas dentro de un rango acotado. El principal por ahora sigue siendo la posibilidad de que las negociaciones sobre el TLCAN no lleguen a nada y se concrete el riesgo de un abandono del tratado. Si tal hecho se presenta debemos considerar un tipo de cambio mayor. No obstante, después de mucha especulación los participantes en los mercados se concentran más en los hechos y en el tema en específico hay muchas apuestas a que una resolución final tomará mucho tiempo. En otras palabras es difícil pensarlo en una etapa previa electoral en México y luego en Estados Unidos con las elecciones intermedias de noviembre.
Por otro lado, los factores estructurales que movieron mucho al tipo de cambio entre finales del 2014 y finales del 2016 no están tan presentes hoy día. Hay un crecimiento del sector industrial americano que le transmite cierta dinámica al crecimiento de México y por otro lado no hay un tema de desbalance en nuestras finanzas públicas. Una presión sobre el dólar tendrá más justificación en su componente especulativo al menos en este año.
Por último no debemos dejar de hablar de las elecciones en el país. Muchos inversionistas relacionan un nivel del tipo de cambio con la victoria de tal o cual candidato. Aquí basta decir que hay un temor que tendría que corroborarse en posturas abiertas en contra de las reformas estructurales o de la atracción de capitales, algo contra lo que ningún político, sin importar su naturaleza, se atreva a atentar recién nombrado ganador, desde nuestro punto de vista.
En síntesis, hay condiciones en los mercados hoy que debieran moderar la volatilidad del tipo de cambio. Hay muchos factores que la pueden alterar pero al mismo tiempo parece haber un mensaje claro de las autoridades de intentar evitar que el tamaño de los movimientos perjudique la expectativa de inflación y de estabilidad en las tasas. No sabemos qué puede pasar, solo le intento decir que la prima del seguro de invertir en dólares por temor a eventos futuros que aún son impredecibles se ha vuelto más cara.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-relatividad-en-las-alzas-del-dolar-20180228-0098.html
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