La divergencia como solución
No parece una idea concertada. Durante todo este año hemos observado la famosa guerra de divisas y el intento de muchos bancos centrales de amortiguar el golpe de políticas monetarias que van en sentidos opuestos. El principal efecto sobre los mercados es que se ha elevado la volatilidad de manera relevante; no obstante, el efecto final de esta situación bien pudiera representar una mejor fórmula para propiciar un crecimiento más sostenible.
Nos referimos a la idea de que la Reserva Federal en Estados Unidos pretende elevar por primera vez la tasa de interés de referencia, posiblemente en diciembre. Al mismo tiempo, tanto en China, Japón y Europa se asume que los respectivos bancos centrales tienen la intención, o se verán forzados, de intensificar la política de estímulo; entiéndase ésta como la provisión de liquidez y la permanencia de tasas muy bajas por un tiempo considerable.
Esta divergencia que se planteó hace aproximadamente un año propició en primera instancia una fuerte revaluación del dólar. La expectativa de un mejor crecimiento y de tasas de interés mayores en Estados Unidos, más la volatilidad que generaría, derivó en un flujo de capitales positivo a mercados desarrollados y una fuerte presión de salida de flujos en mercados emergentes que simplemente acentuó la devaluación de sus monedas contra el dólar.
Estos movimientos se acentuaron cada vez que se intensificaba la posibilidad de que la Fed, ahora sí, elevaría los réditos. El episodio más reciente fue a finales de agosto y principios de septiembre. Después de que el 17 de septiembre la Fed se retractó de subir la tasa, el dólar presentó un movimiento de devaluación contra muchas monedas.
Después de datos muy favorables de generación de empleo y aumento de salarios en Estados Unidos durante octubre, de nuevo está sobre la mesa una expectativa fuerte de que la Fed elevará las tasas en diciembre, pero al mismo tiempo hay la especulación de que, dada la extrema debilidad y las recientes declaraciones del presidente del Banco Central Europeo, se incremente el monto de recompra de bonos en Europa e incluso se disminuyan más las tasas de referencia. Por su parte, en China la continua caída de la actividad económica ha hecho que las autoridades hayan reducido las tasas de requerimiento de reservas a los bancos y sus tasas de interés; la secuencia de datos que no reflejan mejor crecimiento hace que los inversionistas especulen que este tipo de medidas continuará.
De esta forma volvemos a ver al dólar revaluarse. En esta semana, el euro volvió a cotizarse en 1.06 dólares y el Yen superó 123 yenes por dólar. Como era de esperarse, las monedas de mercados emergentes se debilitaron incluyendo el peso, que de nuevo cotiza a niveles más cercanos a 17 pesos por dólar.
¿Cómo se puede beneficiar el mundo de esta situación de fuerte divergencia? Bueno, es una consideración válida pensar que estos movimientos fortalecen aun más al consumidor estadounidense, el cual, sabemos, es el que mayor capacidad de reacción tiene. De hecho, este año hemos visto un repunte de la trayectoria del consumo. A la par, la mejora del empleo, la baja de los precios de los energéticos y la revaluación del dólar han hecho que el consumo como componente del PIB haya crecido en los dos últimos trimestres a una tasa promedio de 3.4%, muy superior al promedio de 2.7% registrado entre el 2013 y el 2014.
¿Qué tal que, ante la permanencia de las mismas condiciones, el consumo logra crecer a un promedio superior a 4.0% en el 2016? Sin duda habría un entorno favorable para muchos países exportadores de mercancías (Europa, Japón, México). Eventualmente, este podría ser el catalizador de un ambiente de mayor capacidad utilizada y mejor crecimiento a nivel global.
¿Qué tienen que hacer los bancos centrales? Tendrán que intentar bordar fino para mantener esta divergencia en marcha sin afectar de más a los mercados y sin atentar contra la recuperación. Si usted dedujo que el 2016 tendremos mercados volátiles, está en lo correcto.
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Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en su versión online.
http://eleconomista.com.mx/mercados-estadisticas/2015/11/11/divergencia-como-solucion
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