Época de pronósticos
El 2016 no va a ser un año fácil, como no lo han sido los últimos desde la crisis del 2009. El mundo sigue arrastrando como principal problema un elevado endeudamiento y la dirección de las cosas apunta a la persistencia de dificultades para muchos países. Dentro de ese ambiente vemos la posibilidad de sorpresas positivas. En especial en dos frentes, en Estados Unidos y en México.
La economía estadounidense creció más de lo que originalmente se había reportado en el tercer trimestre de este año, de eso nos enteramos la semana pasada. La corrección en inventarios fue el principal causante de dicho comportamiento y por ello la expectativa numérica para el cierre del 2015 es de un crecimiento ligeramente menor. Pero en la tendencia central se observa una recuperación que trae fuerza desde el segundo trimestre. Esta recuperación se centra en la dinámica del sector inmobiliario y en el comportamiento del consumidor.
Si bien el sector industrial en Estados Unidos ha sido golpeado por la debacle del sector de energía y de minería, así como por el encarecimiento del dólar, la parte doméstica de la economía continúa mejorando su tasa de crecimiento. No nos sorprendería ver correcciones al alza, sobre todo en el inicio del 2016, en donde se espera un invierno mucho menos cruel que el que en años pasados ha paralizado a la economía.
Es probable que en el compendio de pronósticos para la economía estadounidense vea usted mucha prudencia por parte de los economistas. A final de cuentas, la posibilidad de un punto de inflexión en China es una incógnita grande y la recuperación de Europa sigue en pañales. Las tensiones geopolíticas recientes solo colaboran a que pocos se atrevan a pronosticar un año mejor que éste. Sin embargo, es posible que la marcha de la recuperación dé lugar a una cifra de crecimiento positiva, un poco más relevante. No hay que olvidar que el consumidor americano ha sido cargado de parque gracias a los bajos costos de energía, la mejora del empleo y la revaluación de su moneda.
En México las noticias recientes son favorables. El crecimiento del tercer trimestre superó las expectativas, ahora es probable que el crecimiento de todo el año se acerque más al 2.5%, por encima de las recientes correcciones que han hecho los analistas. También en nuestro caso los pronósticos serán prudentes, pero consideramos que la inercia de la economía es bastante sostenible, en especial si se logra una mayor estabilidad en los mercados.
En dicho asunto las noticias también son buenas. La inflación se ubica en un nivel mínimo histórico por debajo de 2.5 por ciento. Es muy factible, y así lo demuestran los pronósticos de los agentes privados, que el dato de inflación del 2016 no registre un incremento sustancial. Una inflación cercana a 3.5% es muy creíble.
Por su parte, el gobierno decidió aumentar el nivel de reservas internacionales con los recursos procedentes de los pagos de las opciones de venta de petróleo pactados para este año y en días recientes el FMI confirmó las líneas de crédito disponibles para el país por dos años más. Las autoridades han continuado en la línea de protegerse ante posibles escenarios de mayor volatilidad, en especial aquellos que impactarán al tipo de cambio. Dado que el movimiento ya registrado es elevado y que hay más confianza en las armas que tienen las autoridades para moderar la volatilidad, es posible que no exista una devaluación acumulada del peso como la de los últimos doce meses.
Sin embargo, las presiones ahí estarán. El dólar seguramente se revaluará más contra otras monedas desarrolladas y eso presionará al peso junto con la dinámica de alza de tasas en Estados Unidos. No dudamos que haya episodios de presión importantes gracias a que los inversionistas perciban que las tasas pudieran subir a una mayor velocidad. Por lo anterior, es un año en que veremos quizás un mejor desempeño de la economía y mercados con dificultades.
Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo:
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en su versión online.
http://eleconomista.com.mx/mercados-estadisticas/2015/11/25/epoca-pronosticos
La divergencia como solución
No parece una idea concertada. Durante todo este año hemos observado la famosa guerra de divisas y el intento de muchos bancos centrales de amortiguar el golpe de políticas monetarias que van en sentidos opuestos. El principal efecto sobre los mercados es que se ha elevado la volatilidad de manera relevante; no obstante, el efecto final de esta situación bien pudiera representar una mejor fórmula para propiciar un crecimiento más sostenible.
Nos referimos a la idea de que la Reserva Federal en Estados Unidos pretende elevar por primera vez la tasa de interés de referencia, posiblemente en diciembre. Al mismo tiempo, tanto en China, Japón y Europa se asume que los respectivos bancos centrales tienen la intención, o se verán forzados, de intensificar la política de estímulo; entiéndase ésta como la provisión de liquidez y la permanencia de tasas muy bajas por un tiempo considerable.
Esta divergencia que se planteó hace aproximadamente un año propició en primera instancia una fuerte revaluación del dólar. La expectativa de un mejor crecimiento y de tasas de interés mayores en Estados Unidos, más la volatilidad que generaría, derivó en un flujo de capitales positivo a mercados desarrollados y una fuerte presión de salida de flujos en mercados emergentes que simplemente acentuó la devaluación de sus monedas contra el dólar.
Estos movimientos se acentuaron cada vez que se intensificaba la posibilidad de que la Fed, ahora sí, elevaría los réditos. El episodio más reciente fue a finales de agosto y principios de septiembre. Después de que el 17 de septiembre la Fed se retractó de subir la tasa, el dólar presentó un movimiento de devaluación contra muchas monedas.
Después de datos muy favorables de generación de empleo y aumento de salarios en Estados Unidos durante octubre, de nuevo está sobre la mesa una expectativa fuerte de que la Fed elevará las tasas en diciembre, pero al mismo tiempo hay la especulación de que, dada la extrema debilidad y las recientes declaraciones del presidente del Banco Central Europeo, se incremente el monto de recompra de bonos en Europa e incluso se disminuyan más las tasas de referencia. Por su parte, en China la continua caída de la actividad económica ha hecho que las autoridades hayan reducido las tasas de requerimiento de reservas a los bancos y sus tasas de interés; la secuencia de datos que no reflejan mejor crecimiento hace que los inversionistas especulen que este tipo de medidas continuará.
De esta forma volvemos a ver al dólar revaluarse. En esta semana, el euro volvió a cotizarse en 1.06 dólares y el Yen superó 123 yenes por dólar. Como era de esperarse, las monedas de mercados emergentes se debilitaron incluyendo el peso, que de nuevo cotiza a niveles más cercanos a 17 pesos por dólar.
¿Cómo se puede beneficiar el mundo de esta situación de fuerte divergencia? Bueno, es una consideración válida pensar que estos movimientos fortalecen aun más al consumidor estadounidense, el cual, sabemos, es el que mayor capacidad de reacción tiene. De hecho, este año hemos visto un repunte de la trayectoria del consumo. A la par, la mejora del empleo, la baja de los precios de los energéticos y la revaluación del dólar han hecho que el consumo como componente del PIB haya crecido en los dos últimos trimestres a una tasa promedio de 3.4%, muy superior al promedio de 2.7% registrado entre el 2013 y el 2014.
¿Qué tal que, ante la permanencia de las mismas condiciones, el consumo logra crecer a un promedio superior a 4.0% en el 2016? Sin duda habría un entorno favorable para muchos países exportadores de mercancías (Europa, Japón, México). Eventualmente, este podría ser el catalizador de un ambiente de mayor capacidad utilizada y mejor crecimiento a nivel global.
¿Qué tienen que hacer los bancos centrales? Tendrán que intentar bordar fino para mantener esta divergencia en marcha sin afectar de más a los mercados y sin atentar contra la recuperación. Si usted dedujo que el 2016 tendremos mercados volátiles, está en lo correcto.
Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo:
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en su versión online.
http://eleconomista.com.mx/mercados-estadisticas/2015/11/11/divergencia-como-solucion
¿Mayor certidumbre?
Hay quienes aseguran que la presencia de datos que confirmen una desaceleración en la economía estadounidense (tal como los que hemos visto a lo largo de esta semana) reduciría la incertidumbre en los mercados por el simple hecho de que volvería a ampliar la idea de que la Reserva Federal (FED) no le va a hacer nada a las tasas de corto plazo el 16 de diciembre próximo.
Hay quienes afirman que si los datos reflejan mejoría, entonces habrá menos incertidumbre porque sería más seguro que la Fed, ahora sí, aplicaría un incremento de tal vez un cuarto de punto porcentual sobre las tasas de referencia; es decir, a plazos de un día.
Mientras tanto los mercados bursátiles registran la mejor racha positiva desde el 2011, el dólar se ha vuelto a revaluar contra muchas monedas y las tasas de largo plazo han subido marginalmente. Por otro lado, la presidenta de la Fed hace declaraciones que indican que los riesgos a la baja en la economía de su país han descendido y que es una posibilidad clara que el Comité Federal de Mercado Abierto subirá la tasa en diciembre.
¿Cómo encadenamos todo lo anterior? Los participantes en los mercados no son tontos. Si bien han frenado su impulso ante recientes declaraciones de la Sra. Yellen, lo que compran es la presencia de un entorno muy claro de políticas monetarias de impulso y de tasas de interés en niveles muy bajos todavía por mucho tiempo más.
En Europa, China y Japón las autoridades siguen decididas a estimular a la economía a través de bajas de tasas, inyección de liquidez y recompra de bonos, entre otras medidas. Si la Fed sube un poquito sus tasas, tal entorno no va a cambiar y, honestamente, no hay argumentos sobre la mesa para que las autoridades monetarias en Estados Unidos piensen en aplicar incrementos seguidos a la tasa.
Entonces, el famoso y tan hablado evento de una posible alza de tasas en diciembre tal vez no resulte el corrector que fue entre agosto y las primeras semanas de septiembre cuando, además de información económica adversa, se gestó la gran incertidumbre provocada por el descenso de crecimiento en China y el anuncio de la devaluación del Yuan.
Hoy parecen las cosas más tranquilas en ese terreno y los participantes temen menos a un descenso adicional de la actividad en China. Nadie espera que los precios de los commodities reboten, no se espera tampoco un crecimiento que sorprenda con tasas muy elevadas en ninguna región desarrollada. Por lo tanto, hay quizás más certidumbre de lo que muchos piensan.
El hecho de que los portafolios de inversión se hayan constituido de nuevo con posiciones en bolsa y en mercados emergentes no quiere decir que haya una demanda especialmente grande. De hecho los volúmenes en muchos mercados son bajos, lo cual es un síntoma de que la compra especulativa se hace con mucha moderación.
¿Usted qué cree que pase cuando la Fed se mueva? Como ya dijimos, el entorno seguirá siendo de grandes estímulos y crecimientos modestos; es lógico pensar que los inversionistas empezarán a especular acerca de un segundo movimiento y, si hacemos caso a las indicaciones que han hecho las mismas autoridades, éste no será inmediato.
Sólo la percepción de una tendencia definida y continua de alza en las tasas provocará una corrección importante en las bolsas; eso está lejos de pasar en Estados Unidos, pero aun en otros mercados desarrollados, así que saque conclusiones.
Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo:
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en su versión online.
http://eleconomista.com.mx/mercados-estadisticas/2015/11/04/mayor-certidumbre