Columna: ¿Cambio de tendencia?
Columna: ¿Cambio de tendencia?
Al parecer, los analistas comienzan a considerar a un presidente que sí busca el crecimiento económico.
Columna: ¿Cambio de tendencia?
De acuerdo con la más reciente estimación de crecimiento del PIB de la Reserva Federal (Fed) de Atlanta, la economía de Estados Unidos podría expandirse alrededor de 3.8% a tasa trimestral anualizada (tta) en el periodo abril-junio de 2025. La cifra es significativamente elevada si se compara con el (-)0.2% tta que se reportó para el primer trimestre del año.
Si bien la estimación es favorable, ésta debe interpretarse con cautela. Incluso si el dato observado resulta igual de elevado que el pronóstico. Por un lado, una cifra firme en el 2T-25 no implica que la economía norteamericana se mantendrá sobre una senda de crecimiento acelerado o que las políticas del presidente Donald Trump impactan positivamente sobre la actividad.
Más bien se corregiría una distorsión. Efectivamente, durante el 1T-25, las importaciones alcanzaron su mayor nivel en años en anticipación a posibles aranceles agresivos que hasta ahora no han llegado del todo. De hecho, la contribución de las importaciones al crecimiento del PIB norteamericano (misma que siempre es negativa debido a que se trata de mercancías que no se produjeron dentro del país), fue de casi (-)5.0 puntos porcentuales. Por otra parte, también se registró una notoria distorsión en el componente de inventarios, pues éstos se acumularon con importaciones de bienes durables que estarían exentas de arancel. Asimismo, los consumidores y las empresas aumentaron fuertemente la demanda de bienes durables para evitar un posible impuesto a la importación. Una vez que los aranceles no entraron (al menos en el primer trimestre), las correcciones se registraron. En particular, las importaciones cayeron de 419 mil a 351 mil millones de dólares entre marzo y abril, contribuyendo significativamente a las exportaciones netas definidas como exportaciones menos importaciones.
Al parecer, los analistas comienzan a considerar a un presidente que sí busca el crecimiento económico. Y ya quedó claro que la implementación de aranceles agresivos iría totalmente en sentido contrario. Por otra parte, no hay que confiarse, pues se detectan algunos riesgos que no deben obviarse.
Algunos indicadores apuntan hacia un ritmo de producción industrial más moderado. Asimismo, debido a las elevadas tasas de interés en el mercado hipotecario, los inventarios de casas continúan al alza al tiempo que los precios de vivienda se desaceleran. También se reporta cierto repunte en la morosidad en tarjetas de crédito y el mercado laboral continúa con señales de enfriamiento. No en balde, la probabilidad de recesión en Estados Unidos durante los siguientes doce meses aún es positiva.
También será relevante analizar la evolución de las encuestas de percepción que se aplican a empresas y consumidores. Los índices de estas encuestas, que en abril cayeron a niveles incluso peores que los que se reportaron durante la pandemia de Covid-19, mostraron una notoria recuperación en mayo cuando el presidente de Estados Unidos se mostró menos agresivo en lo que respecta a temas comerciales.
En particular, no se puede descartar que el presidente Trump sorprenda con una nueva e imprevista determinación que impacte negativamente sobre los flujos de comercio exterior, sobre las economías de sus principales socios comerciales o incluso sobre la economía de su propio país. Es importante destacar que recortes al gasto (principalmente en lo que respecta a nómina gubernamental), también afectarán a ciertos sectores económicos.
Todo esto en un entorno de elevadas tasas de interés donde la FED insiste en que no tiene prisa en bajar tasas y brindar un impulso a la actividad económica. Preocupan los riesgos inflacionarios, pues probablemente algunos aranceles sí quedarán e impactarán sobre el proceso de formación de precios en la economía. Menos recortes a la tasa de referencia restringirían la actividad y, sobre todo, inhibirían un sólido crecimiento como el que probablemente se reportará para el segundo trimestre del año. Un crecimiento que representaría más bien una corrección a la distorsión generada por una cambiante política comercial en Estados Unidos.
Consulta la columna de Ricardo Aguilar en El Financiero:
¿Cambio de tendencia? – El Financiero
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En 2004 inició su carrera como economista en la Dirección de Asuntos Internacionales de Banco de México. En 2007 ingresó por primera vez a INVEX, donde elaboró sus primeros reportes económicos y reforzó la participación del Departamento de Análisis en las principales encuestas del mercado.
De 2012 a 2019 trabajó en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Primero como subdirector en la Unidad de Banca, Valores y Ahorro; después como asesor de Irene Espinosa, entonces Tesorera de la Federación y actual subgobernadora de Banco de México, y finalmente como Director de Política y Evaluación de Productividad Económica.
En enero de 2020 regresó a INVEX como Economista en Jefe. Actualmente representa la postura del Grupo Financiero en temas de economía ante clientes internos y externos, así como distintos medios de comunicación.
Ricardo Aguilar forma parte del Comité de Inversión de INVEX y ha participado como expositor en eventos de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB), la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) e instituciones académicas como el ITAM, la UNAM, el Tec de Monterrey y la Universidad Anáhuac.
En 2023 fue reconocido por la revista Forbes como uno de los economistas más influyentes de México.
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