Lo que más destacó del comunicado de política monetaria fue la revisión a los estimados de inflación anual de los próximos trimestres. Finalmente, sobre todo en comparación con otros meses, los cambios fueron prácticamente marginales. Se mantiene la expectativa de una mayor presión en la parte subyacente.
Otro expectativa que destacó fue la de tasas de referencia a nivel global que “permanezcan en niveles elevados por un periodo prolongado». Sin duda, México no sería la excepción, con una tasa de interés de referencia de al menos 11.00% durante la mayor parte del próximo año.
Banxico considera que el balance de riesgos para la inflación continúa sesgado al alza. Y no es para menos. Además de disrupciones que nuevamente pudieran registrarse en la cadena global de suministros ante el agravamiento de conflictos geopolíticos y el resurgimiento de la pandemia en regiones manufactureras de Asia, se anticipa un crecimiento positivo para la economía de México, incluso en 2023. Datos de empleo sólidos y un gasto en consumo privado que se mantiene firme obstaculizarían el descenso de la inflación subyacente.
Por ahora, es probable que Banxico vote a favor de un incremento de 50 pb el 15 de diciembre, sobre todo si la FED hace lo mismo un día antes (la siguiente decisión del banco central de EUA se conocerá el día 14). En particular, si la inflación local se ubica sobre la trayectoria prevista (sobre todo la subyacente), Banxico no tendría por qué ser más agresivo que su contraparte estadounidense.
La gran duda es si efectivamente la inflación subyacente comenzará a ceder, o al menos comportarse como lo espera Banxico. No es suficiente que la inflación general descienda si la subyacente continúa al alza de forma preocupante.
El comunicado reiteró que vendrán más aumentos en la tasa. La magnitud de los ajustes al alza continuará dependiendo de las “circunstancias prevalecientes” en la economía.