Moderación entendible
A los inversionistas se les está juntando un escenario renovado de incertidumbre con respecto a un posible descenso de la inflación, con una desaceleración más aguda del crecimiento.
Ante una tendencia que ya parecía poco sostenible, los elementos de riesgo han vuelto a aflorar y los inversionistas han vuelto a sacar las manos de los activos de riesgo. Se acabó la etapa de entusiasmo. Es probable que la corrección continúe en el corto plazo.
Los inversionistas han caído en la cuenta de que la expectativa de un viraje cercano en la tendencia de las tasas no existe. Los mismos miembros del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se han encargado de insistir sobre el tema.
Asimismo, el flujo de información relacionada con la persistencia de presiones inflacionarias ha vuelto a resurgir; con ello, se activó un nuevo episodio de aversión al riesgo y los índices bursátiles regresan hacia la tendencia de baja secular que se ve desde enero. La moderación es entendible.
Los días recientes han sido de malas noticias con relación a la inflación. El precio del petróleo parece haber repuntado después de tocar niveles cercanos a los 90 dólares por barril. La OPEP sigue amenazando con recortes de producción en un momento poco adecuado; a pesar de los menores niveles con respecto al primer semestre, el temor ante la proximidad del invierno vuelve a inyectar nerviosismo en los mercados.
El gas natural es un caso peor. Rusia continúa lanzando noticias sobre el suministro de gas a Europa y por lo pronto su precio ha subido 82%, sí leyó bien, en los últimos dos meses, tan sólo en agosto subió 19 por ciento.
Por si eso fuera poco, la mala situación de cosechas en bienes como el algodón o el maíz ha generado un nuevo ciclo de alza en los precios a nivel internacional.
La idea de una baja en la inflación general por consecuencia de menores precios de bienes básicos se desvanece y recrudece el panorama para los inversionistas.
De este modo, el escenario cándido de que la Fed podría hacer un viraje rápido en su postura de política monetaria y esbozar una baja de tasas de interés a principios del año que viene, con el argumento de la caída del crecimiento en la economía, es poco realizable.
De hecho, se espera que esta semana se confirme la postura, por parte del presidente Powell en la reunión de banqueros centrales de Jackson Hole, de que la prioridad es el combate de la inflación y el propósito es reubicarla cerca del objetivo de 2 por ciento.
Los datos económicos, por su parte, siguen manifestando la presencia de una desaceleración importante en la actividad económica. La información sobre los nuevos pedidos en la industria, los inventarios, el mercado inmobiliario, entre otros, es bastante mala.
A los inversionistas se les está juntando un escenario renovado de incertidumbre con respecto a un posible descenso de la inflación, con una desaceleración más aguda del crecimiento. Eso no es el mejor contexto para esperar rendimientos positivos en las bolsas o para que esperemos estabilidad en la trayectoria de alza de las tasas de interés.
Al mismo tiempo que volvieron a elevarse las tasas de interés y se ajustaron las bolsas, la divergencia de políticas monetarias entre Estados Unidos, Europa, Japón y China se volvió a hacer evidente. En China se activó un nuevo descenso de las tasas y en Japón se sostiene la política de estímulo.
En Europa, y sobre todo el Reino Unido, los bancos centrales podrían endurecer su postura. La idea de los participantes en los mercados de que la Fed mantendrá una línea dura ha vuelto a fortalecer al dólar contra el euro, el yen y también el renminbi.
El episodio de aversión al riesgo estresa la situación de los mercados financieros en México. Con el dato publicado ayer de la primera quincena de agosto hemos llegado a una inflación cercana al 9.0%; la parte subyacente (quitando precios de energía, alimentos y precios públicos) llegó a 8 por ciento. Con ello hay razón suficiente para que en su reunión de septiembre la Junta de Gobierno ubique la tasa de referencia en 9.25% (un aumento de 75 puntos base); ya no hablemos de lo volátil que se ha vuelto la cotización del dólar y el “ruido” que hace sobre la inercia inflacionaria.
Lo más probable es que la corrección continúe. El ambiente geopolítico ha vuelto a enrarecerse y como le decía, la incertidumbre acerca de la inflación, así como la expectativa alrededor de las tasas se ha deteriorado, es probable que volvamos a tener un trimestre de bajos rendimientos a pesar de la excepcional recuperación de julio. Por lo pronto, la propensión al riesgo parece haber desaparecido.
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