El semestre del hard landing
Las más recientes encuestas de actividad en el sector de servicios, el de mayor participación en el PIB norteamericano, refuerzan la expectativa de un hard landing.
Parece que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) se equivocó nuevamente. No le bastó con afirmar que la inflación era un problema de carácter “temporal” (Jerome Powell, julio 2021). Hoy día, algunos miembros de la FED consideran que el fuerte incremento que ha comenzado a registrar la tasa de interés de referencia de Estados Unidos impactaría negativamente sobre el crecimiento, aunque de forma moderada. Algo que se conoce como soft landing.
Todo lo contrario. ¿Por qué se ha vuelto a equivocar la FED? Porque recientemente, un número importante de indicadores económicos de Estados Unidos sugieren un aterrizaje fuerte o hard landing.
Tomemos como primer caso el sector residencial. Después del desproporcionado aumento que registró la demanda por casas a causa de la pandemia (con el correspondiente disparo en precios incluso por encima de los niveles registrados en 2008), indicadores como los permisos de construcción y sobre todo las ventas de vivienda han caído fuertemente. Por otra parte, el pago promedio de hipoteca en dólares aumentó 40 por ciento entre enero y junio, mientras que la tasa de interés promedio de las hipotecas a 30 años aumentó de 4.0 por ciento a 6.0 por ciento en tres meses.
Los precios de casas (aún en máximos históricos) comenzarán a caer cuando menor demanda comience a ejercer suficiente presión en el mercado de vivienda. Sin duda, una corrección a la baja en los precios de las casas impactaría negativamente sobre el consumo privado, pues éstos son una variable importante en la ecuación de riqueza de las familias. Otro riesgo para el consumo lo representa el incremento de 16 por ciento a 20 por ciento anual en la tasa de interés promedio de las tarjetas de crédito en Estados Unidos.
Las más recientes encuestas de actividad en el sector de servicios, el de mayor participación en el PIB norteamericano, refuerzan la expectativa de un hard landing. Por otra parte, las encuestas regionales de actividad manufacturera sugieren todo menos un soft landing. La encuesta de la región de Filadelfia pasó de 27.40 a -3.30 puntos entre mayo y junio. La encuesta correspondiente a la región de Nueva York de 24.6 a -1.2 puntos en dicho periodo; la de Richmond de 14.0 y -11.0 puntos, mientras que las de Dallas y Kansas City de 14.0 y 37.0 a 17.7 y 12.0 puntos, respectivamente. Lo anterior, así como el constante deterioro del PMI manufacturero desde hace un par de meses, refuerzan la expectativa de una caída significativa en la actividad de dicho sector.
Las señales del mercado laboral tampoco son alentadoras. El promedio móvil de cuatro semanas de las solicitudes semanales del seguro de desempleo, un indicador adelantado del mercado laboral, han repuntado consistentemente desde el 1° de abril y se ubica nuevamente por encima de su nivel prepandemia.
Una contracción de la industria norteamericana sin duda impactaría negativamente sobre el crecimiento de México. Principalmente el sector manufacturero de exportación si efectivamente la demanda de bienes durables en Estados Unidos (principalmente la de autos) se contrae a causa de la recesión. Aunado a lo anterior, es probable que las remesas de inmigrantes, que en 2021 cerraron por encima de los 50 mil millones de dólares, también caigan cuando el empleo comience a retraerse en la economía norteamericana (sobre todo en el sector de la construcción).
Y es probablemente un hard landing en Estados Unidos y una fuerte desaceleración en México sean suficientes para moderar el avance de los precios por el lado de la demanda en ambos países. Si bien esto no implica en ningún momento en éstos que se alcanzará el respectivo objetivo de inflación este 2022 (2.0 por ciento en promedio para el caso de Estados Unidos y 3.0 por ciento para el caso de México), un menor avance de los precios podría moderar la reacción de la FED y Banxico.
Solo habría un inconveniente: que los fuertes problemas de oferta, principalmente la disrupción en cadena de suministros, nuevas olas de Covid-19 en Asia que lleven a cierres de importantes ciudades industriales y puertos (sobre todo en China), así como la guerra entre Rusia y Ucrania que ha generado una marcada volatilidad en los precios de materias primas, pesen más que una desaceleración de la demanda.
Ahí sí concretaría un muy mal escenario: Caída en el crecimiento, inflación alta y tasas de interés elevadas. Por ahora, de lo único que podríamos estar seguros es de un hard landing en la economía de Estados Unidos con el correspondiente impacto en la entrada de divisas hacia México. El nivel terminal de las tasas de interés de referencia y el nivel de inflación de cierre 2022 y 2023 se mantienen como grandes incógnitas.
Puedes consultar la columna de Ricardo Aguilar en El Financiero:
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/ricardo-aguilar/2022/07/05/el-semestre-del-hard-landing/
En 2004 inició su carrera como economista en la Dirección de Asuntos Internacionales de Banco de México. En 2007 ingresó por primera vez a INVEX, donde elaboró sus primeros reportes económicos y reforzó la participación del Departamento de Análisis en las principales encuestas del mercado.
De 2012 a 2019 trabajó en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Primero como subdirector en la Unidad de Banca, Valores y Ahorro; después como asesor de Irene Espinosa, entonces Tesorera de la Federación y actual subgobernadora de Banco de México, y finalmente como Director de Política y Evaluación de Productividad Económica.
En enero de 2020 regresó a INVEX como Economista en Jefe. Actualmente representa la postura del Grupo Financiero en temas de economía ante clientes internos y externos, así como distintos medios de comunicación.
Ricardo Aguilar forma parte del Comité de Inversión de INVEX y ha participado como expositor en eventos de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB), la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) e instituciones académicas como el ITAM, la UNAM, el Tec de Monterrey y la Universidad Anáhuac.
En 2023 fue reconocido por la revista Forbes como uno de los economistas más influyentes de México.
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