Restricción cuantitativa
Los mercados tuvieron un agradable marzo. Es poco probable que la bonanza continúe sin tropiezos; el panorama sigue inundado de factores adversos.
La narrativa actual en los mercados no luce positiva. La recuperación de marzo puede ser simplemente una señal de distensión por el tema de la guerra, pero los argumentos a favor de rendimientos positivos tanto en Bolsa como en el mercado de bonos son muy escasos y poco convincentes.
Los sucesos de esta semana corroboran la postura que he defendido en esta columna recientemente (“El yo-yo y la Piedra” El Economista, 27 de enero del 2022; “Fin de los mercados binarios” El Economista, 16 de marzo del 2022), hay un escenario muy incierto y con factores que incidirán de manera adversa en los activos financieros.
En el inicio de abril, la gran inquietud proviene de lo que se ha dado a llamar Restricción Cuantitativa; y que no es otra cosa más que la reversa de la fuerte provisión de liquidez (relajación cuantitativa) que se hizo los últimos 12 años con el fin de atenuar los efectos de la crisis financiera y posteriormente de la pandemia.
La gobernadora de la Reserva Federal (y futura vicepresidente del Comité de Mercados Abiertos) Lael Brainard, fue clara el lunes al mencionar que es posible que la Fed inicie una reducción de su balance (venta de activos en su poder) tan pronto como en mayo y en una proporción considerable.
En las minutas de la última reunión del mencionado Comité, publicadas ayer, se confirmó la intención de reducir el balance que totaliza casi 9 trillones de dólares a un ritmo de 95,000 millones por mes; asimismo se observa la propensión de un buen número de sus integrantes a aplicar aumentos más agresivos (de medio punto porcentual) a la tasa de referencia a partir de la reunión de mayo.
Se trata de este elemento novedoso que le mencionaba algunas semanas hacia atrás definido por el ciclo de inflación alta y una tendencia de alza en las tasas de interés.
El proceso de atacar a la inflación y eliminar la distorsión de los años pasados ya se encuentra en marcha.
La combinación de una restricción acelerada en medio de un escenario lleno de factores de riesgo es un ambiente muy poco propicio para esperar un buen desempeño de los mercados. Ya lo resaltaba hace algunas semanas: el escenario de riesgo se ha intensificado y la incertidumbre sobre el rumbo de las bolsas en especial es alta. Las bolsas podrían tener más sesiones de yo-yo hacia adelante, pero la piedra angular de tasas más elevadas terminará por repercutir en sus tasas de retorno que se esperan bajas y tal vez negativas por un tiempo. (“El yo-yo y la Piedra” El Economista, 27 de enero del 2022).
El grado de incertidumbre es importante. Con respecto a la inflación, la fuerza del mercado laboral en Estados Unidos y la persistencia del conflicto en Ucrania, en donde sigue viva la amenaza de una crisis de oferta de energéticos, podría mantener los precios del petróleo en niveles elevados, así como de los precios de algunos bienes agrícolas.
La inflación podría persistir y apuntar a niveles más elevados que los estimados, los inversionistas globales podrían anticipar una actitud más agresiva de los bancos centrales y propiciar más presiones en la curva de rendimientos.
Asimismo, otra posibilidad es que la fuerza de la restricción dibuje de manera más nítida una baja del crecimiento más pronto de lo que se anticipa. Los inversionistas temen al retiro de liquidez, los efectos de la guerra sobre el sector industrial, los problemas en China generados por los nuevos confinamientos, y la flaqueza de recuperación en Europa.
El foco de atención en los reportes corporativos que están por publicarse será el pronóstico que las empresas harían sobre la fuerza de sus ventas, la acumulación de inventarios y su capacidad para ajustar los precios.
Los mercados tuvieron un agradable marzo. Es poco probable que la bonanza continúe sin tropiezos; el panorama sigue inundado de factores adversos.
Creo que lo incierto del futuro en el horizonte nos obliga a recortarlo y pensando en los siguientes meses le reitero la sugerencia de tener cuidado con volver a apostar en las bolsas o comprar bonos de plazos largos. Creo que sigue siendo válido darles consideración a las posiciones en tasas libres de riesgo, sobre todo en pesos.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Restriccion-cuantitativa-20220406-0121.html
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