Activado el conflicto, ¿en qué debemos enfocarnos?
La evolución del asunto ha tomado importancia a ojos de los inversionistas. Por el momento la respuesta ha sido la imposición de sanciones por parte de Europa y Estados Unidos.
Obviamente el título de esta colaboración se refiere al enfoque que debemos tener con relación a las inversiones a partir de la activación de un escenario de mayor riesgo debido a la decisión de Rusia de reconocer la fragmentación de Ucrania.
La evolución del asunto ha tomado importancia a ojos de los inversionistas. Por el momento la respuesta ha sido la imposición de sanciones por parte de Europa y Estados Unidos.
Es difícil saber si éste es un asunto que se diluiría con el tiempo o puede generar un evento disruptivo mayor. Vale la pena establecer algunos puntos que ayuden a la reflexión desde el punto de vista de las inversiones financieras.
1.- Un análisis muy interesante hecho por Vanguard cuantifica las caídas, y recuperación posterior de las bolsas en Estados Unidos, en 22 crisis geopolíticas experimentadas desde 1962.
Un vistazo rápido permite mostrar que el efecto en los mercados de este tipo de acontecimientos tiende a tener una duración corta. En promedio al cabo de 6 meses del momento en que se generó un episodio de venta, el rendimiento promedio supera el 5% y al cabo de un año se vuelve a acercar a los dos dígitos.
Hay una notable excepción en este patrón y es en 1974, cuando se presenta la renuncia del presidente Nixon. El señalamiento es relevante porque al parecer es el único episodio que se presenta durante una etapa de presión inflacionaria y de posterior elevación de tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
¿Le suena? Aunque la intensidad del conflicto pudiera diluirse rápido; no parece sensato apostar por una recuperación en retornos. La presión sobre la inflación se agudiza con los nuevos episodios y el desenlace no debe hacer cambiar la idea de tasas de interés más altas hacia los próximos meses.
2.- La crisis ha puesto al precio del barril de petróleo casi en los 100 dólares; así como en muchos otros bienes básicos, lo cual implica más presiones sobre una inflación ya de por sí estresada.
Hasta ahora, Europa y Estados Unidos no han incluido en sus sanciones la interrupción de las exportaciones de Rusia o el congelamiento del financiamiento de esta actividad.
Ayer el presidente Biden mencionó que habría que pagar un precio por defender la libertad. Seguramente dicho precio se verá reflejado en las estaciones de gasolina y la oferta de gas natural.
Europa recibe cerca de la mitad del petróleo y gas que consume de Rusia. El costo de la energía, que ya ha causado un fuerte dolor de cabeza durante los últimos meses, puede empeorar la situación y afectar la tendencia de crecimiento.
En especial podríamos ver presiones en la inflación al consumidor porque Rusia y Ucrania son importantes productores y exportadores de trigo. Incluya en esta lista a los metales como el acero, el aluminio o el paladio y podríamos ver presiones en la cadena de suministros, lo cual acentúa también a la inflación.
3.- Hay elecciones en Francia y de medio término en Estados Unidos. Ya hay muchos analistas que opinan que la efectividad de la respuesta del gobierno norteamericano es el factor más importante para que el partido demócrata conserve la mayoría en el Congreso, algo que ya no favorecen las encuestas.
4.- No apueste en contra de Rusia y China. Después de las sanciones que le impusieron por la invasión en Crimea, Rusia trabajo para hacer su economía menos dependiente; invirtió en aumentar la producción doméstica, redujo su nivel de endeudamiento y tiene más reservas internacionales.
Más aún, acrecentó su relación comercial con China que ahora es por mucho su principal socio comercial.
Rusia puede voltear más al oriente para tener un alivio en cuanto al desempeño de su economía. Si no hay un mayor escalamiento, Rusia debería evitar una recesión y China podría beneficiarse de la disposición de mayores recursos energéticos que estarían vetados en occidente.
5.- Por último, es inevitable pensar en ataques cibernéticos. Si estos ya eran parte de la tensa normalidad previa. Irrupciones de mayor escala podrían generar presiones fuertes en la economía global.
Estas escasas ideas intentan apuntar puntos concretos de reflexión, no pretenden pronosticar nada. Por ahora, las bolsas han entrado en una fase de corrección y no parece que haya un cambio significativo en cuanto a la trayectoria esperada de tasas.
En ese orden, no parece que les vaya mal a los mercados emergentes que pagan tasas elevadas, y exportan bienes básicos en su mayoría. El rendimiento del segmento en el año es mejor que los mercados desarrollados, hasta ahora.
Esta apuesta parece obvia pero no lo es, si el episodio de tensión es de corta duración, lo que quedaría será un escenario macroeconómico muy adverso y el costo de premios por riesgo elevados para países emergentes.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
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