El mismo futuro implica de nuevo la ausencia de tasas reales positivas
Los pronósticos que los inversionistas y los mismos oficiales hacen es regresar a tasas que existían antes de la pandemia y que seguirán siendo históricamente bajas
En alusión al comentario de la semana pasada en el que puntualicé que, después de la intensa preocupación por la variante Ómicron del Covid-19, el futuro volvía a centrarse en el tema de la inflación elevada y las respuestas de los bancos centrales; después de los pronunciamientos de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) el día de ayer, podríamos confirmar un futuro de tasas al alza, pero aún insuficientes para el inversionista pasivo.
El comunicado de la Fed planteó un final más acelerado en la reducción de compras de bonos que ha efectuado cada mes desde el 2020 con el fin de proveer liquidez y consolidar la recuperación económica.
Es el final de los estímulos extraordinarios condicionados por la pandemia; con ello podemos decir que la Fed se ha movido de su postura laxa de los últimos dos años a una que muestra una mayor preocupación por combatir la inflación, misma que ha subido una barbaridad (6.8% de noviembre de 2020 a noviembre de este año).
En distintos foros, y en sus mismos comentarios a la prensa, la Fed ha dejado claro que desea terminar con el programa de recompra de bonos antes de comenzar a subir las tasas de interés de los fondos federales (que se ubican en cero en la actualidad) y con ello comenzar a usar su herramienta más tradicional para combatir el aumento de precios.
En esta ocasión la publicación del Comité de Mercados Abiertos de la Fed incluye las expectativas de sus miembros sobre la ubicación de las tasas de fondos federales en el futuro.
En éste se observa que las autoridades monetarias esperan elevar las tasas tres veces durante el 2022 y elevar los réditos hacia un nivel de 2.1% a finales del 2024.
Creo que vale la pena hacer varios recordatorios. El primero es que es congruente el alza de tasas, no solo en las de corto plazo sino eventualmente en las de largo plazo. La Fed está reconociendo que se equivocó en su estimación con relación a la inflación, ello debe representar un mercado con menos confianza si la inflación no muestra señales de moderación, hasta ahora no lo ha hecho.
En segundo lugar, dicha congruencia parte de la base de la menor liquidez que ahora retirará a mayor velocidad el banco central, junto con la problemática de la elevadísima deuda pública que generó la respuesta contra la pandemia no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo.
La moderación de las alzas a pesar de una inflación tan grande colabora de cierta manera a reducir en términos relativos el nivel de endeudamiento.
Aquí caemos en un tercer punto doloroso para el inversionista pasivo: la estructura de tasas de interés seguirá sin ser mayor a la inflación, tal y como lo ha sido durante los últimos doce años. Los rendimientos reales, aquellos que resultan de restar la tasa de inflación a la tasa de interés seguirán siendo negativos.
El inversionista pasivo volverá a ser el gran pagador de la recuperación, así lo fue en la crisis financiera y así lo será en la era post-pandemia que, dicho sea de paso, aun no declara su final definitivo.
Los pronósticos que los inversionistas y los mismos oficiales hacen es regresar a tasas que existían antes de la pandemia y que seguirán siendo históricamente bajas.
Esa ruta es segura a menos que se geste algún problema que afecte las expectativas de crecimiento, en cuyo caso podríamos ver que la expectativa con relación a las tasas será de nuevo de un descenso o al menos de inmovilidad.
La normalidad de tasas de interés reales ausentes que se gestó después de la crisis del 2008 está muy presente aún, y las autoridades no van a decidir subir las tasas para “pagarle” más a los inversionistas pasivos.
¿Qué van a hacer éstos con su dinero? Parece que seguiremos viendo una propensión por activos de riesgo y seguramente mayor volatilidad en un contexto de menor represión monetaria. En el futuro al que volvimos, no hay retornos mejores.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
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