Perspectiva Mensual Junio 2021
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ECONOMÍA
Ajustamos nuestro estimado de crecimiento para el PIB de México en 2021 de 5.1% a 5.3% ante una recuperación mayor a la prevista en la actividad comercial y de servicios. A pesar del bajo porcentaje de población vacunada incluso con una sola dosis- el relativo descenso de los casos y hospitalizaciones en el país ha infundido confianza en la población. El panorama para variables como la construcción y la inversión en capital aún es débil. El sector externo se mantendrá como el principal motor de la economía.
Ante la ausencia de estímulos fiscales adicionales, los indicadores económicos de Estados Unidos comienzan a registrar tasas de crecimiento más modestas. Si bien es probable observar una expansión del PIB cercana a 6.5% este año, los datos observados ya no sorprenden al alza tal como ocurrió hace unos meses. Ahora, las variables intentan recobrar sus niveles pre-pandemia a un ritmo más pausado, sin que esto implique un freno en el proceso de recuperación.
Las solicitudes iniciales del seguro de desempleo rondan las 400 mil unidades, su nivel más bajo desde que inició la crisis sanitaria. A pesar de la buena noticia que esto representa, las solicitudes aún se ubican muy por encima de las cifras registradas en febrero de 2020 (alrededor de 215 mil unidades). Es probable que las solicitudes caigan todavía más este mes debido a que ya comienzan a expirar los beneficios por desempleo en algunos estados de la Unión Americana. Hoy en día, muchas personas cobran dichos beneficios debido a que éstos son mayores a su salario. Sin duda, la falta de estos apoyos aumentará la búsqueda de trabajo, sobre todo en el segmento de baja remuneración.
En cuanto a inflación, las expectativas del mercado medidas a través del diferencial entre las tasas de interés nominales y reales de largo plazo han retrocedido ligeramente. El reciente ajuste en los precios de algunas materias primas, así como la continua insistencia de la Reserva Federal sobre la temporalidad del fenómeno inflacionario, han
aligerado la presión sobre el mercado. No obstante, la inflación general anual podría ubicarse en 3.5% en diciembre, nivel de cierre no visto desde hace diez años. Con relación a la inflación subyacente (la que excluye las cotizaciones de alimentos y energía), ésta podría cerrar el año en 2.7% después de registrar un máximo de tres décadas en abril (3.1%).
En México, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) sorprendió al alza al crecer 2.6% a tasa mensual en marzo. El crecimiento del sector terciario (comercio y servicios) fue 3.1% m/m, una cifra muy elevada considerando que el efecto estacional de Semana Santa se observará más en el IGAE de abril. El sólido repunte de las actividades terciarias logró compensar un estancamiento de la construcción (-0.1% m/m). La actividad manufacturera repuntó 3.0% a tasa mensual después de dos meses consecutivos de caídas.
La recuperación del sector manufacturero se mantiene firme a pesar de problemas que aún se registran en las cadenas globales de suministros. Anticipamos que la economía global -y principalmente la norteamericana- será el principal motor de la actividad en México. Con relación a las variables de la demanda interna, aún anticipamos una importante debilidad del empleo (más con la aplicación de la ley outsourcing que podría generar una reducción del empleo formal), la falta de apoyos para las empresas una vez que se superó la etapa más crítica de la pandemia, así como una mayor incertidumbre en cuanto al flujo de inversiones hacia nuestro país.
Es poco probable que el resultado de las elecciones intermedias genere un clima de aversión mayor al que se registra actualmente. Más bien, es probable que, durante el transcurso del año, los flujos de inversión extranjera directa sean más moderados por el tema de la confianza empresarial y los de inversión de cartera también a pesar de la mayor tasa de interés que paga México con relación a otras economías similares.
Respecto a la inflación, estaremos atentos a cualquier contaminación de las expectativas de mediano plazo. Por ahora, anticipamos que la inflación se ubicará en una trayectoria descendiente para cerrar el año en 5.10% (5.80% nivel actual), cifra muy por encima del intervalo objetivo del banco central (3.0% +/- 1.0%). De acuerdo con Banxico, la inflación convergerá hacia la meta prevista hasta el segundo trimestre de 2022.
TASAS Y TIPO DE CAMBIO
La FED publicó sus minutas sobre la reunión más reciente de política monetaria y se confirma un horizonte sin cambios el resto del año. En México, el mercado de dinero ha tenido un comportamiento volátil en la curva de tasas de interés. Las presiones sobre la inflación continúan. La Junta de Gobierno del Banco de México decidió no mover la tasa de referencia, pero hay división entre sus miembros sobre los cambios en la política monetaria en el futuro previsible, así se mostró en la minuta de la más reciente decisión de política monetaria .
La Reserva Federal (FED) publicó sus minutas sobre la reunión de política monetaria y no hubo cambios en tasas, ni en las compras de activos. El banco central discutió éste último punto, sobre todo si se prolonga más allá de lo estimado la presión en los precios al consumidor por mayores costos de materias primas, salarios, entre otros. Sin embargo, los riesgos sobre el crecimiento y la debilidad que presenta aún el mercado laboral permiten predecir que aún la FED no hará cambios en su actual política monetaria.
Durante mayo, las tasas de interés de largo plazo (10 años) presentaron un comportamiento con relativa volatilidad dentro de un rango de 1.55% a 1.70% con un cierre alrededor del 1.60%. Al publicarse las minutas de la FED, el mercado reaccionó con presiones en las tasas que las llevaron al máximo del intervalo, ante la discusión de terminar los programas de estímulo monetario extraordinario. Sin embargo, las intervenciones verbales en los días posteriores por parte de diversos miembros de la Reserva Federal reiteraron la visión de que las altas inflaciones son de carácter temporal; con lo que las tasas volvieron a relajarse. Otro factor que ayudó a registrar menor presión en la valuación de los bonos del Tesoro fue la publicación de varios datos de coyuntura que, sin ser negativos, ya no han excedido los estimados de los analistas. En suma, aun consideramos que las tasas de largo plazo recorrerán un camino hacia el rango de 1.8% y 2.0%, dado un entorno de crecimiento positivo.
En México, el mercado de dinero ha tenido un comportamiento volátil en la curva de tasas de interés. Las presiones de la inflación continúan, en la primera quincena de mayo la parte subyacente pasó de 4.13% a 4.22% ante el repunte de los precios en el sector de servicios. En general seguimos observando inflaciones con una base de comparación baja con relación al mismo periodo del año anterior; pero se van sumando más señales de presión por el lado subyacente (mercancías y servicios), de manera que, en la curva de CETES al cierre del mes, así como en los futuros de la TIIE, se descuenta una probabilidad mayor de un alza a la tasa de referencia por parte de Banxico en el segundo semestre del año.
La Junta de Gobierno del Banco de México no modificó la tasa de referencia y hay división entre sus miembros en la discusión de la política monetaria en el futuro previsible, así se mostró en la minuta de la más reciente decisión de política monetaria. Algunos se encuentran preocupados por el deterioro de las expectativas de inflación, así como por la estabilidad financiera de México, sobre todo por la salida de flujos importantes en la parte de inversión extranjera que tiene posiciones en deuda soberana local. Otros observan que, manteniendo la tasa en el nivel actual se puede seguir apoyando la recuperación del crecimiento, por una visión de transitoriedad en las presiones inflacionarias.
Como resultado del contexto global y local, la tasa del Mbono de 10 años presentó un comportamiento lateral a lo largo del mes con un rango amplio de operación entre 6.55% y 7.0% y un cierre alrededor del 6.57%, 33 puntos base menos que el mes anterior; el diferencial con las tasas en dólares se ubicó alrededor de 500 puntos base. Continuamos con la visión de que la inversión papeles de largo plazo representan un riesgo ya que, a pesar de su valuación, aún existe un nivel de incertidumbre alto, por las dudas sobre la temporalidad de inflación local y externa.
El tipo de cambio consolidó un rango de operación entre $19.80 y $20.20 pesos por dólar durante mayo y cerró alrededor de los $19.92 pesos. El peso tuvo un mejor comportamiento en comparación al resto de monedas emergentes latinoamericanas, afectadas por la prolongación de las altas tasas de contagio de COVID, así como por los procesos electorales en Perú y constitucionales en Chile que apuntan hacia autoridades y reglas menos pro mercado. La moneda local se mantuvo estable ante la noticia de la ratificación de la calificación de la deuda soberana en BBB (-) por parte de FITCH con una perspectiva estable. No se esperan revisiones adicionales en el resto del año.
Pensamos que el tipo de cambio depende mucho del ambiente en el exterior; por factores de riesgo, como los incrementos en las tasas externas y/o situaciones geopolíticas pueden reactivar la presión para la moneda nacional. Asimismo, la perspectiva sobre finanzas públicas de México debe apuntar a fortalecerse, para seguir manteniendo el grado de inversión en la deuda soberana y con ello los flujos de inversión extranjera de cartera que son una parte importante que le da soporte al peso.
BOLSAS
La tendencia general de los mercados de capitales fue de alza durante mayo, aunque con movimientos menos pronunciados en algunos casos respecto al mes previo. Los inversionistas nuevamente se preocupan por la inflación y las implicaciones en la política monetaria de los principales bancos centrales, lo que podría dañar las valuaciones de activos de riesgo; un factor que se ha puesto en especial evidencia en el sector tecnológico (más sensible a esta variable): el Nasdaq fue de las pocas bolsas en retroceder en el mes. El S&PBMV IPC de México destaca por su fortaleza, superó los 50 mil puntos.
En mayo, el índice global MSCI que incluye mercados emergentes (ACWI) subió 1.4%, suma cuatro meses consecutivos con ganancias, aunque con una menor fortaleza en esta ocasión. Los sectores de energía y financiero tuvieron el mejor desempeño (+5%); a la baja destacaron los de consumo discrecional y tecnología (-1%). En EE.UU., el S&P 500 se mantuvo estable cercano a 4,200 unidades; mientras que el Nasdaq retrocedió por primera vez en el año, en (-)1.5%. El Stoxx Europe 600 y el índice MSCI para emergentes ganaron 2.1%. Destacó Brasil al subir 6.2% en el mes.
Poco ha cambiado en los factores que marcan el sentimiento de los inversionistas, nos hemos vuelto repetitivos en señalar que la recuperación económica apoya las expectativas favorables para los resultados de las empresas; pero, que ello viene acompañado de presiones inflacionarias que amenazan con quitar el soporte de una alta liquidez en las bolsas, así como mermar los resultados de empresas con costos relacionados a las materias primas.
Aunque la FED refuerza el mensaje de no subir la tasa de referencia en el corto plazo, el mercado duda que pueda ser una postura sostenible el resto del año. El ruido no solo viene de los datos económicos, sino de declaraciones como las hechas por la secretaria del tesoro de EE.UU., al señalar que las presiones inflacionarias no serán transitorias, como espera el banco central.
Este se vislumbra como el principal factor de volatilidad en los mercados en los próximos días. No será hasta julio que volvamos a ver resultados corporativos, seguramente favorecidos por bases sencillas y el apoyo de la reactivación económica, para generar entusiasmo por el lado de las utilidades en la valuación del mercado.
Tampoco hay que desestimar otros riesgos que podrían hacer que los inversionistas se muestren menos optimistas: el incremento en impuestos para fondear los estímulos fiscales. Continúan las negociaciones, no sólo para aumentar la tasa corporativa en EE.UU., sino también para establecer un gravamen mínimo global que haga más eficiente la recaudación. El impacto en las utilidades es poco certero aún; pero sin duda debería incidir en un resultado menos favorable, que además se daría en momentos de un crecimiento normalizado al disiparse los efectos de distorsión por la pandemia.
En este contexto, prevalece la idea de consolidación en los principales mercados de capitales. Por poner un ejemplo, la mediana del consenso de Bloomberg para el S&P 500 es de 4,275 al cierre de año.
El caso de México es excepcional, el S&PBMV IPC ganó 6.0% en mayo, suma cuatro meses consecutivos de alza. Está a sólo 1.6% de tocar nuevamente máximos históricos que alcanzó en 2017. Existen factores positivos que soportan la expectativa favorable para la bolsa local (enmarcados en la recuperación económica global y valuaciones castigadas que tendrán el apoyo de una política monetaria en pausa este año); pero de momento nos parece que el referencial está adelantado y queda poco espacio para seguir el rally con esta fuerza en el resto del año. Reiteramos nuestro nivel objetivo de cierre de año en 49,300 unidades.
Declaraciones
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