Mercados zombi
Los mercados financieros en Estados Unidos, y en casi la mayoría de los países desarrollados, no concuerdan con la realidad. Viven una profunda distorsión.
La intervención de los bancos centrales, en especial de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), por un monto exorbitante y bajo el lema de “lo que sea necesario” para paliar la recesión ha provocado alzas en las bolsas y recuperaciones en el mercado de bonos que no reflejan la fuerte destrucción de valor en el mundo de los negocios.
Desde el 23 de marzo, cuando el índice S&P500 marcó su nivel mínimo del año, ha mostrado un alza que acumula hasta ayer un retorno de 24.4 por ciento. Este porcentaje excede las proporciones tradicionales en anteriores caídas superiores a 30%, como fue el caso desde febrero.
Un amigo me hacía esta descripción el fin de semana: “Quizá estamos frente a la mayor crisis en los últimos 70 años: las cifras de empleo han saltado todos los parámetros, se estima una tasa de desempleo de 20% en abril, muchos negocios cerrados, sectores destruidos para la ausencia de consumo y los que sobreviven hacen eso, sobrevivir”.
Además, persiste el temor con relación a una pandemia que no parece estar del todo controlada. Y las bolsas suben. El factor más importante para explicar el rebote ha sido la expectativa y después el anuncio de medidas inéditas por parte de la Fed y el Tesoro de EU para inyectar cantidades masivas de dinero a la economía y los mercados financieros. La autoridad está usando todo su poder para sostener a estos negocios, creando una situación clara de riesgo moral. Si en una recesión hay una “limpieza” natural en el uso de recursos y en las distorsiones provocadas por quienes se sobreendeudan o no compiten; en esta ocasión, hay salvamento para todos.
No está mal intervenir, la situación es crítica. Al parecer, hay imprevistos que hacen pensar que la Fed y el gobierno fueron demasiado lejos. El principal es la fuerte distorsión de precios de los activos. Puede haber negocios como Disney que tiene cerrados sus parques, despiden a cientos de empleados y sus acciones suben sin problemas. ¿Otra anécdota? La cadena hotelera JW Marriott colocó deuda en el mercado por 1,600 millones de dólares a una tasa de interés de 5.75 por ciento. Llama la atención que la tasa es similar a deuda de mercados emergentes, estamos hablando de una entidad estadounidense de tamaño relevante.
Lo más llamativo es que la compañía pretendía colocar 1,000 millones a una tasa de 6 por ciento. En algún momento del día se especuló que la colocación podría ser a una tasa superior a 7 por ciento. ¿Qué sucedió? Aparentemente, la Fed tomó participación en la subasta y logró reducir los réditos. No es sorprendente ver entonces que hasta el fondo comerciable (ETF) de deuda de baja calificación (HYG) se haya recuperado 22% después de la caída de febrero y marzo.
Lo que quiero llevar a deducir es que la crisis y la respuesta de las autoridades darán lugar a mercados alejados de la realidad en donde las tasas de interés que cobra el banco central o a las que se endeudan los gobiernos serán casi nulas, pero aquellas a las que podrían financiarse empresas o individuos tendrán una magnitud muy diferente.
Vamos a ver una bolsa que no se va a corregir en la proporción de otras ocasiones y que, probablemente, subsista gracias a la afluencia de dinero hacia emisoras como Amazon, Netflix o Tesla, donde los resultados no muestran grandes utilidades sino ingresos crecientes. Tanto en deuda como en Bolsa, veremos que los mercados serán unos zombis sostenidos por la distorsión de la fuerte intervención monetaria que hay.
En México no seremos la excepción: es posible que el Banco de México siga reduciendo su tasa de corto plazo, pero las tasas a las que se fondean las empresas o hasta el mismo gobierno, para plazos medianos y largos, serán elevadas y, mientras nos sigan bajando la calificación la distorsión, será más evidente y no colaborará en nada a restituir el crecimiento de la economía.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Mercados-zombi-20200415-0122.html
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