Mantenga el cinturón abrochado
La turbulencia aún no termina. Es verdad que las autoridades, en especial en Estados Unidos, han actuado con fuerza y velocidad para resarcir posibles daños y atenuar el miedo.
Pero hay que ser objetivos, nadie cree que la crisis se resolverá solo con medidas de política monetaria.
Los inversionistas en los mercados lucen complacidos por tales acciones, pero creemos que la información que está por verse seguirá siendo negativa en los siguientes meses.
Con esta situación nos preocupa la posibilidad alta de mayores correcciones.
Esta semana observamos un importante rebote producto de la acción coordinada de las autoridades, mayormente norteamericanas, para atacar el problema.
El Congreso aprobó una cuenta de 7,800 millones de dólares para que el gobierno los destine a combatir la posible epidemia; por su parte, vimos a la Reserva Federal el martes reducir la tasa de interés de referencia de manera extraordinaria en 50 puntos base para ubicarla en 1 por ciento.
Si bien la reacción es bienvenida, pudiera ser insuficiente.
En cuanto a sus implicaciones sobre la economía, la propagación del Covid-19 ofrece una combinación poco usual: afecta la oferta y la demanda al mismo tiempo.
Por una parte, está limitando la capacidad de producción, obstruyendo cadenas de suministro y generando un caos en el sector manufacturero, reflejado ya en los derrumbes de los indicadores PMI, al menos en China.
Por el otro lado, restringe la actividad de consumo al establecer un incentivo perverso para no ir a una tienda, a un concierto o subirse a un avión.
Por ahora, la amenaza fundamental sigue siendo la continuación del contagio del virus.
Al momento de escribir estas líneas se mantienen las autoridades imponiendo cuarentenas, suspendiendo clases en las escuelas, disuadiendo a muchos trabajadores a permanecer en casa y evitar viajes, restaurantes, convenciones y otras actividades en donde puedan estar en contacto con otras personas.
Mientras tanto, la cifra de contagios crece poco a poco, y se expande a otras regiones, ayer se reportaron casos de infección en la zona de Nueva York.
Todas estas acciones, y las que vienen, provocan un fuerte daño económico y acentúan la posibilidad de una recesión global.
Algo que aún no está en los datos, pero que comienza a asomarse.
El reporte que publica la Reserva Federal de Estadio Unidos cada mes sobre el estado de la economía (conocido popularmente como el Beige Book) refleja ya ciertas heridas.
Hay indicios de que el coronavirus ha impactado negativamente a la industria de turismo y viajes; aunque la actividad manufacturera se expandió en muchas partes del país; sin embargo, retrasos en algunas cadenas de suministro fueron reportados como resultado del coronavirus y muchos distritos declararon temer por mayores interrupciones en las próximas semanas, escribe.
Por ahora no hay números que reflejen la parálisis que se puede acentuar en las principales economías.
Solo en China vimos cómo se hundió el índice PMI de la industria manufacturera para el mes de febrero.
Los datos correspondientes a Estados Unidos y Europa presentan una caída moderada debido a que se recaban a mediados de mes.
Es posible que en las siguientes semanas veamos surgir mucha información que describa el daño de la propagación del temor y el corto de la cadena de suministro manufacturero a nivel global.
El riesgo es mayor que en otros momentos. Enfrentamos un evento que puede revivir el tema de la deflación.
Una situación deflacionaria podría generar caídas abruptas en los precios de los activos financieros.
Las fuerzas deflacionarias volverán a embestir en este episodio en la economía global y las acciones que instrumentan los bancos centrales buscan contenerlas; si no son exitosos, podríamos ver una caída fuerte en los precios de los activos, a pesar de la presencia de tasas bajas.
También en las próximas semanas seguiremos escuchando cifras y eventos anecdóticos relacionados con la expansión del contagio.
El daño en vidas humanas es trágico; sin embargo, los inversionistas deben concentrarse en observar la extensión de la parálisis y la capacidad de respuesta de las autoridades.
Por lo pronto, sólo podemos augurar que permanecerá la volatilidad.
Fincar elevadas valuaciones sobre una trayectoria de recuperación con un alto componente especulativo deberá mantener muy sensibles a los mercados y no descartamos tanto la presencia de jornadas de nuevo de bajas abruptas, así como de escasos, si no es que negativos, retornos en Bolsa.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Mantenga-el-cinturon-abrochado-20200304-0110.html
- Nivelación a la espera de datos – Opinión Estratégica. - abril 23, 2024
- Crecimiento firme. Inflación también – Opinión Estratégica. - abril 16, 2024
- Columna: Cambio de Narrativa: «Sin cambio» - abril 12, 2024