Si, tal como parece, el coronavirus termina por no constituirse como un factor disruptivo permanente, la situación en México puede continuar en el mismo tenor que vimos en el segundo semestre del 2019.

Hay brotes de menor caída en algunos rubros del crecimiento y, como le decía la semana pasada, es probable que el crecimiento sea positivo, aunque muy bajo.

En el contexto global que hay ahora, y con un crecimiento que repunte a cuenta gotas, la próxima sorpresa puede ser que la inflación mantenga su tendencia hacia la baja que registra desde diciembre del año pasado.

Mientras no haya una recuperación sensible de crecimiento el poder de establecer aumentos de precios, en muchos negocios seguirá ausente.

Asimismo, este gobierno tiene condiciones para, en este año, no alterar el actual estado de la inflación: el precio de los combustibles a nivel internacional se sitúa en niveles muy bajos y el presidente repite cada vez que puede que no habrá ajustes de precios por parte del gobierno.

Suena bien. Eso podría otorgar más argumentos al Banco de México para que reduzca las tasas de referencia a una mayor velocidad.

Lamento decirle que tal suceso es poco probable, aun y con la sorpresa de datos de inflación que resulten inferiores a las expectativas.

Anticipan baja en tasas

El día de hoy, la Junta de Gobierno reducirá la tasa de referencia de nuevo en un cuarto de punto, al menos eso es lo que descuentan las cotizaciones de los bonos en el mercado secundario de dinero.

La argumentación para no reducir la tasa a mayor velocidad tendrá el mismo apoyo en la posibilidad de eventos que generan volatilidad de los flujos hacia México, llámese una baja de calificación o un choque sobre el crecimiento global ocasionado por el ajuste de la economía en China.

Otro argumento seguirá siendo la elevada inflación subyacente.

La Junta de Gobierno ha externado dudas con relación a la postura fiscal del gobierno en el mediano plazo y a la capacidad de reducir el riesgo de una menor calificación.

En este sentido, prefiere ir con pies de plomo tratando de mantener la estabilidad en el tipo de cambio y por ende en la inflación.

Por otro lado, el mecanismo de ajuste en la economía vía un menor crecimiento logró con éxito que México necesite menos dólares para financiar sus cuentas y la ratificación del T-MEC disolvió el riesgo de un choque propiciado por la postura beligerante del gobierno norteamericano en la parte comercial.

Peso resistente

Ahora vemos un tipo de cambio que se aproxima a 18.50 pesos. Muy resistente. En el último mes, ante devaluaciones generalizadas en los mercados emergentes por la crisis en China, el peso se ha revaluado casi 1 por ciento.

Las estimaciones para la tasa de referencia hacia el cierre del año no bajan de 6.5 por ciento. Pero si las circunstancias persisten (baja inflación global, escasez de crecimiento y el Banxico actuando de modo moderado) podríamos ver un tipo de cambio más bajo y una inflación que no repunte.

Las circunstancias en el mundo (y de nuestra economía) impiden hasta hoy que la baja de tasas que ya ha hecho el Banxico represente una postura de relajación, sobre todo si el peso se revalúa.

Tal parece que en los siguientes meses veremos condiciones similares a las del cierre del 2019: un tipo de cambio estable, una inflación que no repunta y un crecimiento muy bajo.

La baja paulatina del Banco de México seguirá premiando a los inversionistas que aprovechan estas condiciones tanto en el extranjero como a nivel local.

¿Qué puede cambiar esta circunstancia? Que el entorno de las tasas en el mundo cambie o que la Junta de Gobierno se vuelva más audaz, ambas cosas siguen pareciendo poco probables.

perspectivas@invex.com

Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.

https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-siguiente-sorpresa-20200212-0129.html

Comparte
Rodolfo Campuzano
Director General de INVEX Operadora | INVEX Banco
Rodolfo Campuzano on Email