La incertidumbre sigue presente encima del mostrador para quien quiera hacer un pronóstico razonable del rumbo de la economía.
Los temas de corte político siguen predominando en el escenario y asuntos como la propagación del coronavirus no contribuyen a generar una mejor percepción.
En el caso de México, ya se nos informó que el crecimiento en términos reales del Producto Interno Bruto fue de -0.1% en el 2019. En los ánimos de muchos inversionistas se tiende a extrapolar la situación de estancamiento.
Es natural. Cuesta trabajo observar mejoras y también cuesta trabajo describir un escenario de retorno de la confianza que propicie una expectativa optimista.
Sin embargo, hay indicios incipientes que corroboran que la actividad económica no tendrá la tónica tan desastrosa del año pasado en nuestro país. Le describo algunos: en primer lugar, a pesar de la epidemia en China, el entorno global parece mejorar. Ya llevamos varios meses en que los indicadores adelantados del sector industrial, que describen básicamente la percepción de los gerentes de compras de dicho sector, parecen haber terminado de descender.
Muy destacable es el índice correspondiente a la actividad industrial en Estados Unidos, en donde para el mes de enero se registró una lectura superior a 50 puntos por primera vez en seis meses (tradicionalmente un nivel arriba de 50 en este índice corresponde a una situación de expansión de la producción).
No debo recordarle que nuestro principal motor de crecimiento es el sector industrial americano, que también sufrió el año pasado, en especial en la producción automotriz.
Si dicho sector muestra signos incipientes de mejora, no puede ser mala noticia para México, en especial al haberse ya firmado el T-MEC.
Además, algunos indicadores de la producción industrial, en México, no relacionados con manufacturas, también dan señales de vida. El rubro de construcción dentro de la producción industrial presentó en noviembre un dato positivo de crecimiento después de un año catastrófico.
Lo mismo hizo la producción minera (o de industria extractiva). En ambos casos, podría asumirse que lo peor ya pasó. En el caso de las exportaciones de crudo también hay signos de estabilización, aunque ésta puede perderse ante la baja reciente de los precios del petróleo en los mercados internacionales.
Otros indicadores muestran la resistencia del consumo en el cierre del año pasado. Las ventas comerciales parecen dejar de caer y las importaciones de bienes de consumo crecieron 4.1% a tasa anual en diciembre.
No soy optimista. Sólo quiero ilustrarle por qué es posible que la tasa de crecimiento puede ser diferente a la del año pasado, por la base estadística, por la estabilización de la caída en el sector manufacturero global, por un asentamiento del consumo en tasas de crecimiento bajas, por una recuperación ligera en el sector de construcción y los pequeños avances que haya en la producción de petróleo. Nada que festejar, pero tampoco nada para cortarse las venas gritando que tendremos dos años de crecimiento nulo.
El 31 de enero, el secretario de Hacienda enfatizó que para impulsar la inversión en México será necesario agilizar algunos trámites, facilitar concesiones públicas y garantizar la viabilidad financiera de los grandes proyectos.
Se anunció que hay en marcha un primer paquete de 10 proyectos financiados con recursos federales, de un presupuesto total de casi 30,000 millones de pesos. Si es escéptico con los posibles resultados, al menos debe asumir que la dinámica de gasto, entre estos proyectos y las transferencias directas a la población, será muy distinta a la del año pasado, en donde hubo una fuerte austeridad y recortes de personal importantes en el sector público.
Ojalá y crezcamos cerca de 1% como estima el consenso de analistas. Un crecimiento menor puede poner en entredicho la viabilidad de las finanzas públicas en el mediano plazo y quitar incentivos al Banco de México para bajar más las tasas de interés en pos de asegurar la estabilidad. De eso hablaremos en la siguiente colaboración.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/El-crecimiento-no-sera-de-cero-este-ano-20200205-0096.html