Las inversiones en el segundo semestre
El primero ha sido un semestre agitado. La evolución de las cosas ha provocado noticias e información que han elevado la incertidumbre y la preocupación entre los inversionistas. Sin embargo, en los mercados financieros hubo resultados extraordinarios. ¿Podemos esperar que el segundo semestre sea igual? No es sensato hacer esa deducción. La perspectiva puede ofrecer resultados positivos, pero no de ese tamaño.
Los resultados al cierre del primer semestre en términos de retornos en los activos financieros son extraordinarios. Prácticamente no hubo segmentos en que los rendimientos no fuesen positivos y en algunos casos muy importantes.
Dese una idea: del 1 de enero al cierre de junio, los principales índices de la Bolsa en Estados Unidos registraron en promedio un rendimiento de 17%, en Europa el rendimiento del índice MSCI que aglutina bolsas de varios países fue cercano a 14%, el índice MSCI equivalente para mercados emergentes subió 9.2 por ciento.
En los segmentos de bonos hubo también resultados extraordinarios. Recuerde que si disminuyen las tasas de interés, además de cobrar los intereses correspondientes, los precios de los bonos suben en los mercados. La plusvalía de los bonos del gobierno de Estados Unidos fue 5%, pero en segmentos de mayor riesgo como los bonos de alto rendimiento o los soberanos emergentes las ganancias fueron también cercanas a 10 por ciento.
Hay explicaciones, pero también pensamos que hay mucha complacencia por parte de los inversionistas hacia un horizonte que aún luce nebuloso en cuanto a crecimiento.
Además, la relatividad del cálculo puede ser engañosa. Recuerde que en el último trimestre del 2018 los mercados presentaron resultados muy adversos, negativos en todos los frentes, sobre todo en diciembre. En el semestre que acaba de terminar vimos una recuperación, pero si observamos los resultados 12 meses hacia atrás, éstos son positivos, pero no tan extensos.
Las causas se centran en la perspectiva de crecimiento que volvió a debilitarse con datos mediocres y signos preocupantes de una recesión en el sector industrial. La desaceleración impactó a los mercados a través de dos vías:
La más importante ha sido el destino de las tasas de interés. Apenas en diciembre pasado, la Fed subía las tasas y los inversionistas asumían el curso de la llamada “normalización” (alza continua de tasas de interés) a través de ajustar los precios de todos los activos, es decir, tanto en los bonos como en las acciones en Bolsa.
Con la nueva perspectiva de crecimiento, y la ausencia de presiones inflacionarias, los participantes en el mercado rápidamente comenzaron a descontar un cambio en la dirección de los ajustes en las tasas de interés.
Volvimos a una situación de tasas a la baja, algo que la Fed se encargó de arraigar en la mente de los inversionistas con un discurso precavido en cuanto a crecimiento y orientado en esa dirección, justo hace apenas un par de semanas.
Ayer mismo, tal percepción sufrió un empujón al nominarse candidatos para la presidencia del Banco Central Europeo y para el Comité de Mercados Abiertos de la Fed, que parecen proclives a continuar disminuyendo las tasas o hacerlo de un modo más rápido.
La otra vía fue el vaivén que se observó por la postura beligerante de Estados Unidos en el tema comercial y las pláticas que sostiene con China. En el cierre del año pasado, luego de semanas de extremo nerviosismo, ambas partes anunciaron la marcha de pláticas con el fin de lograr un acuerdo. Los mercados se tranquilizaron y comenzaron una racha de alza hasta que en mayo las pláticas se truncaron y la amenaza de Estados Unidos de imponer aranceles revivió.
Mayo fue el único mes con malos rendimientos en el semestre. Los mercados, en especial las bolsas, se movieron al son de esta historia, bajando en los momentos de tensión y subiendo en los episodios de acercamiento.
Entramos al segundo semestre con las tasas de interés en niveles mínimos y las bolsas en niveles máximos (apenas el día de ayer el índice Dow Jones cerró en un nuevo máximo histórico).
De entrada, suena poco sensato predecir rendimientos similares en los siguientes seis meses. Los retornos, en el mejor de los casos seguirán la tendencia de los últimos 12 a 18 meses, tal vez positivos, pero más acotados.
Y persisten muchos riesgos, el principal es un crecimiento que desacelere más rápido o que aumente el riesgo de una posible recesión.
Asimismo, no es descartable una decepción si la Fed actúa con más lentitud a la esperada para bajar las tasas; por último, sabemos que la incertidumbre con relación al tema comercial, por más pláticas que haya, llegó para quedarse.
No es momento de asumir posturas valientes, cuide el riesgo de las carteras, en especial si ya recuperó lo perdido al final del año pasado y registra retornos positivos.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Las-inversiones-en-el-segundo-semestre-20190703-0102.html
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