Tiempos de guerra
Parece claro que un acuerdo entre Estados Unidos y China en la parte comercial no llegará pronto. La evolución de los hechos y las expectativas con respecto a su futuro apuntan a un deterioro que, cuando menos, prolongará la incertidumbre en los mercados por un tiempo que no parece ser corto. El contexto se vuelve más adverso contra el crecimiento desde varios frentes y ello puede significar un verano volátil y con correcciones en los mercados.
Al momento de escribir estas líneas las posturas de los gobiernos tanto de China como de Estados Unidos van hacia aumentar las represalias comerciales.
Estados Unidos amenaza con aumentar los aranceles a la totalidad del espectro de bienes importados desde China.
Asimismo, ha impuesto restricciones a la operación de empresas chinas de gran importancia como Huawei. Los rumores se mantienen en sentido de que más entidades chinas pueden agregarse a esta lista negra.
China por su parte ha respondido imponiendo también aranceles a un número elevado de bienes importados desde Estados Unidos. Este miércoles también corrían rumores de que el gobierno chino pudiera tener la intención de restringir la exportaciones de algunos materiales cuyo cliente principal es Estados Unidos.
Al parecer la guerra está en marcha. La tregua declarada en noviembre se terminó la semana en que las pláticas resultaron ser una mera formalidad, ante la confirmación del cambio de postura de China y la elevación de aranceles por parte de América del Norte.
Parece ingenuo señalar hacia dónde apuntan las cosas si el conflicto se recrudece o escala aún más. Esto representa una seria amenaza para el crecimiento global y en una instancia también muy directa un obstáculo muy difícil para las bolsas.
Piense en muchas empresas cuyo costo de sus insumos se elevará. El exhorto del gobierno americano para sustituir importaciones no puede dar resultados en un plazo corto. Piense en empresas de tecnología, o automotrices, o de telecomunicaciones, o industriales también, que tienen una buena parte de sus operaciones dependiente del consumo de China y en donde la posibilidad de restricciones o de un crecimiento menor significa utilidades inferiores a las esperadas.
Piense en un dólar que se va a encarecer. Lo estamos viendo. Desde la primera semana de mayo el dólar ha tenido un movimiento de alza brusco. No tiene una magnitud relevante aún, pero es una de las mayores rachas de corto plazo de los últimos años contra monedas asiáticas como el renminbi, el dólar taiwanés o el won koreano. El movimiento contra el euro y monedas emergentes ha sido de alza también.
El renminbi se acerca de nuevo a la marca relevante de los Rmb7 por dólar, de sobrepasarla podríamos observar un rompimiento de muchas divisas en movimientos a la baja en sus cotizaciones contra el dólar, en especial en la región Asia–Pacífico. Y una extensión de la fortaleza del dólar seguirá poniendo a prueba a los mercados de capitales que hasta ahora han resistido cerca de sus máximos, lo que menos esperan los inversionistas es un golpe al valor de las ganancias de las emisoras y una presión en márgenes.
Estos tiempos de guerra se pueden definir con la presencia de una incertidumbre que puede llegar a desesperar. Por al tratarse de un tema estratégico y político, podemos esperar, ¿por qué no?, una sucesión infinita de declaraciones, amenazas, falta de resolución, etcétera. Al parecer una línea optimista como la que plantearon en noviembre pasado ambos gobiernos no se considera ahora como una posibilidad.
En este contexto de riesgos al crecimiento navega la economía mexicana. El gobierno sigue ejerciendo la austeridad y mientras ésta no se refleje en mayor credibilidad sobre la estabilidad de las finanzas públicas y, sobre todo, la situación de Pemex, el peso luce frágil. Por ello Banxico se mantiene en la postura de no modificar tasas y enviar un mensaje de cautela. Creo que muchos se dan por servidos si terminamos el verano con el dólar cerca de 19 pesos y con una curva de tasas estable. Ni hablar, las guerras traen consecuencias.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Tiempos-de-guerra-20190522-0147.html
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