Es la fuerza del crecimiento la que importa
Hay mucha efervescencia de noticias relacionadas con el tema político, en el Reino Unido, Europa y en Estados Unidos. Sin embargo, los inversionistas mantienen la vista en un sólo elemento: la posibilidad de una etapa de desaceleración más grave dentro de un ciclo económico que parece agotado.
No sólo los inversionistas lo intentan anticipar, también las autoridades. La permanencia de rendimientos positivos en Bolsa y la tendencia de las tasas está colgado del desenlace en este tema cuya visión es bastante borrosa por ahora.
Toda noticia o evento tiene repercusión sobre los mercados en la medida en que colabora a deducir si el crecimiento seguirá siendo aceptable en Estados Unidos y se recuperará en China y/o en Europa.
El problema más reciente es que hay escasa información. Otro problema es que los eventos actuales no son positivos. En este terreno, la pugna entre los inversionistas es con relación a descontar un escenario menos benigno en la actividad económica.
Como decimos, el debate sobre el crecimiento tiene elementos que lo hacen especialmente difícil. No hay visión clara ante los asuntos en marcha.
En Estados Unidos, el gobierno continúa cerrado. Hay estimaciones sobre la mesa que le atañen una pérdida diaria significativa de crecimiento real al PIB del primer trimestre conforme permanece el atorón. Y no hay por el momento una expectativa de arreglo, más aún, no hay la percepción de que haya voluntad de las partes por solucionarlo. El paso del tiempo elevará la presión y simultáneamente mermará el avance de la economía.
En Europa las cifras apuntan a una clara desaceleración. Sin embargo, los eventos de presión política en Francia e Italia, más la cercanía de elecciones en Alemania, se contraponen a la laxitud fiscal que dichos gobiernos pretenden ejercer este año.
Sólo hay que esperar que si la complejidad política repercute en una mayor parálisis de la región, es más probable que las autoridades en el Banco Central Europeo se arrepientan y posterguen de nuevo la reducción de los estímulos monetarios.
En China, los datos apuntan a un descenso del crecimiento que pudiera ubicarlo en niveles iguales o menor a 6% anual.
Anteayer, las autoridades expusieron una nueva ronda de medidas de estímulo tratando de estabilizar la tasa proyectada de crecimiento.
Sin embargo, el posible éxito de las medidas adoptadas a lo largo de los últimos tres meses en China está pendiente de que no se reavive la amenaza de la guerra comercial y le sean impuestas más tarifas a sus exportaciones por parte de Estados Unidos.
En México, aunque no lo crea, tenemos el mismo tipo de inquietud. La información publicada desde el cierre del tercer trimestre describe una clara desaceleración.
Asimismo, los sucesos del inicio del año, en especial el de la escasez de combustible, apuntan a un trimestre en donde el crecimiento podría ser menor de alargarse el problema.
Por ahora, el entusiasmo en las bolsas en Estados Unidos proviene de la idea de una Reserva Federal que no actuará a una mayor velocidad y de condiciones que todavía parecen favorables para los resultados de las empresas.
Debo reconocer que son muy interesantes los distintos procesos de tipo político que se llevan a cabo en el Reino Unido, Estados Unidos y en la misma región europea; sin embargo, ningún final será adecuado si en el inter se generó un proceso de desaceleración de la economía global más agudo.
De nuevo le reitero el mensaje de desconfianza que debe de haber sobre mercados que han iniciado el año de manera positiva pero cuyo contexto hacia adelante parece bastante difícil y poco previsible.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
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