La posibilidad de cambios en la política monetaria
Muy probablemente para cuando esté leyendo este artículo el Presidente Trump habrá propuesto al nuevo presidente de la Reserva Federal (FED) a partir de febrero. Los medios ayer por la tarde hablaban de Jerome Powell pero puede haber aún sorpresas. No obstante es difícil pensar en un cambio significativo, al menos en el corto plazo, en la postura de política monetaria.
Los inversionistas abren un espacio de especulación y reflejan nervios ante la elección. La percepción es que un nuevo personaje al frente de la FED puede tener una actitud más agresiva con respecto al alza de tasas que está implementándose. No en balde le he insistido por mucho tiempo que el ritmo de aumento de tasas puede ser el determinante que cambie la racha de los mercados y “normalice” la valuación de muchos activos.
Sin embargo, nuestra perspectiva es que habrá pocos cambios en la postura de política monetaria. La FED hasta ahora ha mantenido una estrategia de comunicación muy cuidadosa para que los participantes en los mercados anticipen con un grado elevado de certidumbre los movimientos que va a hacer tanto en las tasas como en otras mecánicas.
La idea de tres aumentos a la tasas de interés en este año y otros tres el año próximo es una expectativa que está en los mercados desde hace tiempo. Es correcto que las probabilidades de que se cumpla han ido y venido conforme se presentan noticias o datos que alteren el panorama de corto plazo, pero al final ha sido la FED la que guía las expectativas.
La postura actual es muy importante y difícilmente habrá un presidente que altere mucho su rumbo. Podrá cambiar el estilo y la visión de largo plazo, pero parece difícil que los mercados descuenten algo distinto simplemente porque se nombró a otro presidente del instituto central. No hay que olvidar que las decisiones se toman en un Comité (Comité de Mercados Abiertos) integrado por doce miembros con voto. La postura colegiada no va a cambiar súbitamente.
El estilo del Presidente Trump ha hecho pensar a muchos que podría querer imponer a candidatos que impliquen un cambio significativo sobre una política monetaria que ya lleva casi una década en marcha; sin embargo, a juzgar por sus más recientes comentarios, parece ser que el Presidente terminará proponiendo a alguien con un corte poco distinto al de la presidenta actual y que simplemente le garantice tener una mayor interlocución.
En México el asunto es más apremiante pero aquí tampoco parece haber mucha relevancia en cuanto a quién ocupe la gubernatura del Banco Central. El Gobernador Carstens deja su cargo a finales de este mes. Por ahora no hay señales de que desde la Presidencia haya una propuesta hacia el Senado de un personaje para sustituirlo. La posibilidad de que pase mucho tiempo, algo común en esta administración, está abierta.
No obstante lo anterior, vemos poco probable también un cambio brusco en la postura de política monetaria actual. Podríamos decir que la Junta de Gobierno está todavía más entrampada que la FED en controlar la inflación y las presiones que hay sobre el tipo de cambio en las tasas. Ya sea con un interinato o algún personaje sorpresivo, (no hay muchas opciones en la boca de los inversionistas) es probable que los niveles de las tasas se mantengan presionados y el discurso de Banxico sea más o menos el mismo.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
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