Vender la noticia…
Llevamos seis meses en que los inversionistas han impulsado a la Bolsa estadounidense a máximos históricos. La principal palanca de este entusiasmo ha sido la expectativa de un entorno más benévolo para las empresas derivado de la promesa de reducir impuestos que hizo el presidente Donald Trump desde su campaña. Pues ya se publicó su propuesta
Es, según el mismo gobierno de Estados Unidos, la más agresiva de la historia. ¿Será hora de aplicar el adagio de vender la noticia después de comprar el rumor? Hay algunos indicios que señalan que no es mala idea.
La economía estadounidense muestra un estado de salud bueno en los últimos meses. Los niveles de producción se han elevado marginalmente, el consumo sigue siendo positivo y, sobre todo, la generación de empleo sigue su marcha.
El desempeño del año pasado fue satisfactorio, especialmente en el cierre del año. Así lo ha reconocido el mismo Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal (FED) en sus más recientes análisis y en la disposición a continuar con la “normalización” de los niveles de las tasas de interés; es decir, en seguir subiéndolos.
Sin embargo, parte de las dudas que se filtraron al mercado en febrero y marzo, en momentos en que se vio la posibilidad de que el presidente podría tomar más tiempo del anticipado en proponer y lograr el estímulo fiscal, fueron propiciadas por un crecimiento que en el primer trimestre luce pobre.
De acuerdo con la Reserva Federal de Atlanta, el cálculo adelantado que hace del PIB con la información disponible anticipa que este viernes se anunciará que la economía de Estados Unidos creció a una tasa anualizada inferior a 1% en el primer trimestre. Este dato es menor a los datos trimestrales registrados todo el año pasado.
La información señala que la trayectoria del consumo es la principal responsable de este resultado, visto a través del mal desempeño que ha existido en las ventas comerciales de enero, febrero y marzo.
Los reportes financieros de las emisoras en las bolsas de Estados Unidos están ubicándose dentro de lo previsto.
Es reconocible un aumento de las utilidades en promedio, eso es algo mejor que lo que vimos el año pasado. Pero el crecimiento de las utilidades no es nada suficiente para justificar el fuerte aumento de precios que ha habido en la Bolsa.
Cualquier análisis, en cualquier fuente que usted decida consultar, utilizando cualquier parámetro que se escoja, concluye que en términos de precios relativos (históricos y estimados) la Bolsa luce cara.
Nos parece que los mercados lograron resistir los vaivenes de los primeros cuatro meses del año, las dudas sobre el comportamiento y los cambios que podría aplicar el nuevo gobierno, el aumento de riesgos en el terreno geopolítico, etcétera, asentados en la expectativa de una política fiscal muy estimulante como la que ha propuesto el presidente Trump.
Ahora falta ver si la propuesta pasa sanamente por el Congreso y luego si es capaz de generar mayor crecimiento sin atentar contra la débil estructura fiscal norteamericana. No parece que eso vaya a ser claro, de entrada no vamos a ver datos mejores y ya no habrá noticias pendientes con las cuales aplicar una expectativa favorable a los inversionistas que ante la presencia de precios caros pueden decidir efectivamente “vender la noticia”.
Yo lo haría, las ganancias son muchas y el nuevo embate de rumores sobre una postura agresiva del gobierno en los asuntos referentes a México nos abre una ventana para tomar utilidades en las bolsas, tanto en Estados Unidos como en México.
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Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
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