¿Qué hago con mis dólares? (II)
No era mi intención escribir un segundo capítulo del artículo publicado el 6 de abril hablando sobre qué hacer con una posición en dólares, pero las circunstancias más recientes parecen corroborar las conclusiones que mencionaba en dicha colaboración. En concreto, es importante tener una posición en dólares y una carga de paciencia importante en cualquier portafolio
El análisis simple hecho en el artículo referido concluía lo siguiente: “Posiblemente veamos rangos incluso inferiores a los actuales (en el tipo de cambio) de aquí hasta el verano. Pero el peso sigue siendo una moneda frágil, si las noticias se vuelven de nuevo adversas, tanto en el exterior como a nivel local. Y hay muchas cosas que vienen que pueden generar inestabilidad. Desde un punto de vista pragmático, en mi entender, un portafolio bien administrado en estos momentos debe estar intentando capitalizar sus utilidades de Bolsa, concentrando el grueso de la cartera en cobrar tasas de interés de corto plazo (riesgo reducido) que pagaran bien por un buen tiempo (tal vez dos años) y sí, manteniendo una participación en dólares”.
Los hechos de los días recientes confirman la convicción de no abandonar las posiciones en dólares. Por una parte, los factores de incertidumbre se han intensificado. Vienen las elecciones de Francia, que sostienen una carrera cerrada entre los principales candidatos. La posibilidad de una sorpresa se mantiene sobre la mesa sin duda.
Más aún, el gobierno de los Estados Unidos ha abierto diversos frentes de conflicto con una postura más beligerante. Los inversionistas se muestran nerviosos ante la posibilidad de que el tamaño de los problemas se magnifique y afecte el desempeño de las economías involucradas. Está también el tema de los reducidos datos de crecimiento en Estados Unidos y una aparente decepción en relación con las expectativas originalmente creadas alrededor de la nueva administración con respecto a la adopción de fuertes políticas de impulso económico.
La preocupación se refleja en varios frentes. Las tasas de interés de largo plazo han descendido de modo importante. La tasa de interés del bono del tesoro a 10 años se ubica de nuevo por abajo de 2.30 por ciento. La probabilidad, reflejada en las cotizaciones de los futuros de la tasa de referencia, de que la Fed la incremente más de tres veces en este año, ha disminuido por debajo de 50 por ciento. El dólar ha perdido fuerza contra la mayoría de las monedas a pesar de las declaraciones del presidente y el secretario del Tesoro. Los índices de volatilidad han comenzado a repuntar y todo indica que, salvo las ganancias en el mercado de bonos, no habrá un rendimiento positivo en Bolsa durante abril.
Por otra parte, antier, el presidente Trump retomó un discurso poco constructivo en relación con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), mencionando un plazo específico para modificarlo sustancialmente, o, de nuevo, la posibilidad de suprimirlo.
En dos días el valor del dólar ha vuelto a subir.
La cotización cerró cerca de 18.90 pesos. Las circunstancias en México tampoco ayudan. La aparente buena noticia de la captura de exgobernadores prófugos no ha tenido impacto en los mercados. Mientras tanto, vemos que hay noticias diversas que señalan la persistencia de presión sobre la inflación y un entorno de debilidad económica registrado en el primer trimestre.
Hace dos semanas le sugería tomar utilidades en Bolsa, aprovechar las tasas libres de riesgo elevadas que se pagan en la actualidad y mantener una posición en dólares. Tal vez el dólar no tenga un comportamiento tan disparado como lo hubo al cierre del 2016 o en las primeras semanas de este año, pero, de acumularse elementos de inestabilidad en los mercados globales y locales, no hay que olvidar que es nuestra variable de ajuste. Siga sin vender sus dólares y tenga paciencia, la incertidumbre es muy alta.
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