¿No más alzas?
Las acciones más agresivas del Banco de México en semanas recientes han propiciado un cambio en la expectativa relacionada con el tipo de cambio y por ende de la inflación. Al parecer el Banco de México podría tener argumentos para dejar de subir las tasas de la forma en que lo hizo en el pasado reciente.
En un período breve de cuatro meses, el Banco de México adoptó una actitud más firme con respecto a prevenir un repunte de la inflación. Aumentó la tasa de referencia en 150 puntos base entre noviembre y febrero, intervino brevemente el mercado cambiario con venta de dólares, anunció la venta de contratos de coberturas cambiarias a partir del próximo lunes y el día de ayer se rumoraba sobre la posibilidad de solicitar a la FED una línea de swaps de dólares para fortalecer su posición en el mercado de divisas.
Todas estas medidas han dado como resultado que el peso presente una trayectoria de apreciación de casi 10% desde su nivel máximo de $21.9 hasta el cierre de ayer en $19.8. Además de las acciones del Banco de México ha sido útil, sin duda, la relajación que se ha presentado en el temor con relación al plazo y la agresividad de las políticas proteccionistas del nuevo gobierno en Estados Unidos.
Sin una expectativa de alza continua del dólar, se hace menos probable, de acuerdo a lo entendido por todos, la necesidad de aumentos posteriores al precio de las gasolinas; por ejemplo, y ambos fenómenos hacen más probable que la inflación presente una trayectoria de estabilización y converja hacia un nivel de nuevo inferior al cuatro por ciento en el mediano plazo.
En su “Informe Trimestral” publicado el día de ayer el Instituto Central afirmó que ve con mayor probabilidad la existencia de tal comportamiento en la inflación derivado de: Una expectativa de inflación de los agentes privados de convergencia al objetivo, en especial en inflaciones mensuales proyectadas similares a la de encuestas previas, la naturaleza temporal de los choques de precios que se presentaron en enero y la posibilidad de que continúe la reversión en la depreciación acumulada del peso.
Si realmente se observa una mayor tranquilidad en el tipo de cambio, algo que aparentemente tiene elementos que la apuntalarían en el corto plazo, es posible que estemos en la etapa final del ciclo de alza de tasas por parte del Banco de México, esto debido a dos factores: a) Que no se hace necesario seguir vis a vis a la Reserva Federal en los aumentos de tasas que haga en el futuro previsible para mantener una postura relativa favorable para el peso; y b) que posiblemente estemos en la etapa posterior de los efectos de los fenómenos temporales que provocaron el impacto tan fuerte de alza en la inflación.
A pesar de deducir lo anterior, nuestra previsión es que las tasas de largo plazo no bajarán todavía anticipando una baja de la tasa de referencia del Banco de México, para lo cual falta mucho tiempo. Hay muchos riesgos latentes que mantendrán un diferencial alto contra las tasas en el exterior y una curva plana en México, tal y como lo explicábamos hace 15 días (¿Le explico las tasas? 16 de febrero del 2017). Pero por lo menos, la idea de estabilización genera un respiro para deudores y para el sistema financiero en general, parece que vienen semanas de mayor tranquilidad.
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