¿Qué debería preocuparle sobre las tasas?
Es sencillo: La longitud del período de complacencia que provocan las políticas expansivas de los bancos centrales. Al día de hoy, las tasas de interés continúan en mínimos históricos. Ello claramente responde a la postura de los principales bancos centrales. Esta postura tendría que cambiar, y para ello hace falta un giro en la idea que todos tenemos sobre el crecimiento y la inflación; se necesita, al parecer, bastante tiempo aún.
El comunicado emitido ayer por el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) tuvo un contenido interesante de analizar. No se concretó nada. Tampoco hubo un cambio de señalamientos en cuanto a los factores de los que depende una decisión de elevar las tasas. Sin embargo, el tono del comunicado cambio en que se eliminaron las frases que denotan la duda de los miembros con relación a la fragilidad de los mercados. Al parecer las preocupaciones sobre el entorno global han disminuido.
Si lo anterior implica que la FED está “preparando el terreno” para elevar las tasas en junio, es una preparación muy tibia. En ocasiones anteriores, por ejemplo a finales del año pasado, fue tan explícito como en señalar el plazo en que actuaría. Ahora no. Los mercados no se han decantado por tal interpretación, al cierre de la jornada del día de ayer, después de una breve sacudida, tanto las bolsas como los tipos de cambio volvieron a sus niveles previos.
La deducción principal es que sigue habiendo espacio para la complacencia. Las tasas de futuros de fondos federales, que reflejan en sus cotizaciones la expectativa de los niveles de la tasa que modifica la FED, siguen considerando solo un movimiento de alza en lo que resta del año. La tasa de largo plazo se ha movido más por el repunte que experimentan los precios del petróleo, pero ayer también descendió.
Deténgase a contemplar el futuro previsible. El crecimiento de los Estados Unidos en el primer trimestre será inferior al 1.0% según las previsiones de las Reservas Federales de Nueva York y Atlanta. La FED reconoció la debilidad en las cifras pero arguyó que el mercado laboral se mantiene recuperándose. Pregúntese ¿Cuánto tiempo y datos más sólidos se necesitaran para que la percepción sobre crecimiento se vuelva más sólidamente optimista? Probablemente no será suficiente la información que haya hasta mediados de junio.
Observe que la votación en el Reino Unido para abandonar la zona Euro, será una semana después de la siguiente reunión de la FED. ¿Será capaz de modificar los niveles de las tasas en la víspera de un evento cuyo resultado puede ser muy desestabilizante? La realidad nos cuesta trabajo pensar que durante el verano veamos un cambio significativo de premisa.
Además, vea lo que hará el mismo día de hoy el Banco de Japón, o la previsión reciente del Presidente del Banco Central Europeo en sentido de que la actual postura de tasas bajas (y negativas) continuará por un tiempo prolongado.
La realidad es que los inversionistas globales tienen algo de razón en la idea de que la ventana de complacencia puede durar al menos en el resto de este trimestre. Sí es verdad que las valuaciones son excesivas y algunos niveles de tasas o de precios de muchos activos han repuntado sin cordura, el riesgo es muy alto, pero el principal factor de alteración hasta el momento parece no cambiar.
Siendo así, no se sorprenda al ver a las acciones continuar merodeando máximos históricos o a las tasas mantenerse muy bajas. La distorsión es fuerte y no parece cambiar pronto.
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Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista.
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