El destino del dólar
Es lo que en parte se está determinando con sus decisiones la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED). Ayer no fue la excepción. Las autoridades monetarias deciden el nivel de las tasas partiendo de su evaluación sobre el desempeño económico y los riesgos asociados con el crecimiento y la inflación. No obstante, uno de los principales efectos de la política monetaria de los últimos años ha sido la revaluación del dólar. Simplemente el hecho de que la economía de Estados Unidos se recuperase y que desde el año pasado haya existido una política monetaria expansiva de mayor intensidad en Europa, Japón y China, ha propiciado una fuerte revaluación del dólar contra la mayoría de las monedas en el mundo.
El día de ayer, el Comité de Mercados Abiertos disipó los temores que de nuevo existían con relación a un aumento de tasas cercano. Lo hizo al declarar que observa un ritmo de crecimiento moderado en la economía y que persisten riesgos importantes en el entorno global. Asimismo, el pronóstico de los miembros de dicho Comité sobre el nivel de las tasas para el próximo año sugiere cuando mucho dos aumentos más de un cuarto de punto en las tasas de interés durante este año. Con ello, el dólar perdió terreno contra el euro y el yen, con lo cual se consolidaron niveles en tipos de cambio de algunos mercados emergentes, incluyendo al peso.
La reunión de ministros de finanzas del G-20 hace tres semanas sugirió una mejor coordinación entre los países para evitar decisiones de política que distorsionen de nuevo los mercados cambiarios. Dicho tono fue una constante en las recientes declaraciones del Banco de Japón y en los comentarios posteriores a su última decisión por parte del presidente del Banco Central Europeo. Ahora la Reserva Federal ha hecho un comentario muy prudente en su evaluación de lo que pudiera suceder en adelante. Con ello, el valor del dólar simplemente compensó el debilitamiento marginal que había tenido después de las nuevas medidas adoptadas por el BCE.
Al parecer, la historia de fuertes movimientos cambiarios en el mundo será distinta en este año, sobre todo por decisión de los principales bancos centrales. Eso debiera también resultar en estabilidad en muchos mercados cambiarios emergentes y en consecuencia en el valor del dólar contra el peso.
Eso no quiere decir que haya una menor volatilidad. Es posible que ésta entre en el mercado de bonos de alto riesgo, debido a que las condiciones de crecimiento siguen siendo bajas; así como en las bolsas en donde la incertidumbre sobre el crecimiento de las ganancias y las valuaciones altas sigue presente.
La estabilidad en los tipos de cambio parece arreglar el desajuste en el mercado de bienes básicos. Si bien las condiciones son de menor estrés, las deficiencias estructurales por la ausencia de demanda de China y las dificultades para reducir la oferta en el caso del petróleo auguran precios bajos.
Cerraremos un primer trimestre excesivamente volátil con resultados en su mayoría positivos. Es difícil extrapolar esta condición para todo el año. Los aspectos fundamentales más básicos, en especial el crecimiento siguen siendo pobres, con ello, los mercados pueden seguir manifestando rachas sorpresivas para ambos lados.
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