¿Qué implica seguir a la Reserva Federal?
La presencia de mayores tasas de interés es un hecho consumado y podríamos ver a la progresión acelerarse en los siguientes comunicados, tanto en Estados Unidos como en México.
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se ha puesto agresiva. Sobre la mesa está la posibilidad de aumentos mayores a un cuarto de punto en sus siguientes comunicados y una franca trayectoria de alza en las tasas.
Alguno de los subgobernadores del Banco de México hace pocas semanas planteó la idea de tener que seguir a la Fed. Eso tiene cierta lógica, pero ¿qué implica realmente? ¿es posible que Banxico endurezca aún más su postura bajo esta premisa? ¿es posible que haya un “desligue” en algún momento? El planteamiento es interesante.
La semana pasada la Fed emitió un comunicado que integraba por fin un aumento de un cuarto de punto a la tasa de fondos federales. Al mismo tiempo hizo correcciones relevantes en sus pronósticos.
Después de que ningún miembro del Comité de Mercados Abiertos anticipaba un nivel mayor a las tasas de interés en este año apenas en diciembre pasado, ahora se anticipan al menos seis incrementos y una tasa de 2% para el cierre del 2022 y una proyección hacia niveles superiores al 3.25% para el 2024.
Además de estos ajustes, el presidente Jerome Powell afirmó que posiblemente en mayo inicie el programa de reducción del balance (lo cual implica dejar vencer o vender bonos actualmente en su poder).
El instituto central parece adoptar una faceta frenética para alcanzar a la curva o, dicho en otras palabras, combatir a la inflación y recuperar algo de credibilidad.
El mismo Powell, al inicio de esta semana, contradijo su postura de un aumento continuo en las tasas por uno en donde deberían actuar de manera más “expedita”.
Los ajustes en el mercado de bonos han sido violentos. Las tasas de largo plazo aumentaron más de medio punto en cuestión de días. La tasa del bono a 10 años se ubica cerca del 2.40% y con posibilidades de seguir subiendo.
Los inversionistas entienden que el banco central deberá ser agresivo, por ello se anticipan a niveles más elevados en la tasa de corto plazo; asimismo, presionan más los plazos medianos y por ello la curva de rendimientos (la diferencia entre los bonos a 5 y 10 años) parece invertirse.
El diferencial entre las tasas de 2 y 10 años se ubica en un nivel sumamente bajo de 17 puntos base.
Este es el difícil contexto en que la Junta de Gobierno del Banco de México decidirá hoy mismo que hacer con los réditos locales. Está descontado un aumento a la tasa de interés de 50 puntos base para colocarla en un nivel de 6.5%; el balance de riesgos sigue señalando una inflación alta, así como una descomposición de las expectativas.
La postura es lo importante. De acuerdo con el mercado de futuros de la tasa interbancaria TIIE la tasa de corto plazo podría llegar en los próximos 12 meses a niveles superiores al 8.50 por ciento.
Si Banxico decide “seguir” a la Fed no hay más alternativa que anticipar aumentos en proporciones importantes en los siguientes meses. Detrás de esta decisión está implícita la idea de otorgar estabilidad al tipo de cambio y no convertirlo en un factor inflacionario adicional; asimismo, se busca que la inflación tenga una reversión veloz en determinado momento (es seguro que nuevamente la Junta de Gobierno revisará al alza sus pronósticos de la trayectoria esperada para la inflación en este año y el próximo).
Históricamente no estaríamos en un terreno desconocido con tasas cercanas al 9%, apenas en 2018 ahí se ubicaba la tasa en pesos en los momentos en que la Fed de Janet Yellen pretendió normalizar la curva de tasas con poco éxito (8.25%).
Así que retrocedemos las casillas necesarias para evitar una presión inflacionaria local más aguda (el dato de la inflación de la primera quincena de marzo a publicarse mañana se espera nuevamente adverso). Por lo tanto, la postura de Banxico no tiene mucho a donde hacerse, será agresiva.
¿Es posible que en algún momento haya una separación de la política de la Fed en el futuro? Sí es posible, pero es algo poco probable hoy en día.
El premio por riesgo que paga México es muy elevado. Más de 600 puntos base hay de diferencia entre las tasas de 10 años locales y las de la Fed; esta variable es relevante, si por cualquier motivo la inversión en pesos resultase más atractiva (o menos riesgosa) ese diferencial podría reducirse y Banxico podría adoptar una postura menos agresiva. Ahora no es el caso.
La presencia de mayores tasas de interés es un hecho consumado y podríamos ver a la progresión acelerarse en los siguientes comunicados, tanto en Estados Unidos como en México.
No hay mucho espacio para especular en el mercado de bonos dada la poca claridad que ofrece la expectativa inflacionaria que sigue estresada. La vuelta a un ambiente menos adverso en el mercado de bonos sigue estando lejos a pesar de la novedosa rudeza de los bancos centrales.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Que-implica-seguir-a-la-Reserva-Federal-20220323-0122.html
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