Hace una semana, en los pronósticos que tradicionalmente publican los miembros del Comité de Mercados Abiertos, aumentaron los participantes que estiman que las tasas podrían subir a partir de 2022 y en un mayor número en 2023.
Los mercados tuvieron un momento de ajuste la semana pasada que para el día de hoy resultó ser inocuo y transitorio. A inicios de esta semana, el Presidente Powell de la Reserva Federal (Fed) estableció una óptica que moderó los efectos de sus declaraciones de la semana pasada. De este modo los mercados se ubican de nuevo en donde estaban hace ocho días.
Dos factores cambiaron la percepción en los mercados hace ocho días. Uno, que en los pronósticos que tradicionalmente publican los miembros del Comité de Mercados Abiertos, aumentaron los participantes que estiman que las tasas podrían subir a partir de 2022 y en un mayor número en 2023.
De hecho, el pronóstico de este Comité es que en la segunda parte de 2023 habría, por decisión de la mayoría de los miembros, un aumento de al menos dos cuartos de punto en la tasa de referencia que hoy sigue siendo cero.
Pero más importante aún fueron las declaraciones del presidente Powell en la conferencia de prensa en donde dejó claro que, por un lado, la recuperación en el empleo va en el camino correcto, pero que en cuanto a la inflación, existe la posibilidad de que ésta resulte mayor y se prolongue por más tiempo de lo que la misma Fed estima.
En pocas palabras, dejó ver que el balance de riesgos en estos momentos se recarga sobre una mayor inflación, algo que no había reconocido en otros momentos.
Con esto los mercados no tardaron en reaccionar. Si bien los mismos participantes esperan una inflación que tienda a moderarse en el largo plazo, las tasas de los bonos del Tesoro a plazos de dos y cinco años se elevaron sustancialmente (de 0.16 a 0.28% y de 0.75% a 0.90%, respectivamente).
Era entendible que muchos inversionistas asumieran que las buenas noticias han sido descontadas en los actuales precios de los activos y que actúen con cautela.
Pero nominalmente no hubo ningún cambio en la postura oficial de política monetaria. La Fed mantuvo sin cambios la tasa de interés de referencia y sostuvo en los mismos niveles los montos de recompra de bonos que hace mensualmente.
La argumentación es también la misma: El mercado laboral aún no tiene una recuperación satisfactoria, aunque va en camino de lograrlo, y el actual brote de inflación tiene señales de ser temporal.
No nos extrañan estos sucesos. Hemos advertido aquí que la presencia de inflación y los pronunciamientos de las autoridades generarían volatilidad en los mercados. No obstante, al parecer seguimos instalados en la idea de que los cambios de política monetaria serán graduales y bastante anunciados por la Fed. No esperemos sorpresas de la noche a la mañana.
La volatilidad puede que dé lugar a un mayor volumen de transacciones en los mercados, a la generación de comisiones para los intermediarios y a mucho espacio para que los columnistas comentemos sobre el asunto. Y es posible también que el movimiento de las bolsas al final reporte una variación de 0.0%, como sucedió en los últimos ocho días.
Dos tendencias permanecen activas después de este episodio. Al parecer la apuesta de muchos inversionistas por acciones cíclicas o tradicionales que se beneficiarían de la recuperación ha perdido fuerza y la preferencia vuelve a estar en empresas de alto crecimiento, en especial en el sector de tecnología.
Esto posiblemente se deba a el escaso movimiento de las tasas de largo plazo y a la certeza de que la Fed tomará las cosas con mucha calma.
La otra tendencia es la fortaleza del dólar. No hay muchos que pensar. Si los agentes piensan que a pesar de su tardanza la Fed será la primera en moverse, es lógico que prefieran dólares a otros activos en donde la reacción tardía puede generar pérdidas. Aunque también vimos una reversión, esta fue menor al movimiento súbito de alza.
Mayor sensibilidad traducida en volatilidad más alta y posibles retornos más bajos es lo que se anticipa. Las correcciones grandes aún parecen lejos, pero estamos en mercados cuyo retorno ha sido excesivo y por ello nada más son vulnerables.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Efecto-transitorio-20210623-0117.html