ECONOMÍA
El ritmo de recuperación en las economías avanzadas dependerá no sólo de los estímulos fiscales y monetarios que se implementan actualmente; éste responderá también al proceso de vacunación vigente en cada una de las regiones. En las economías emergentes, la recuperación dependerá del control de la pandemia (principalmente en la India) o, en casos como México, de la salida de gente a las calles a pesar del bajo porcentaje de población vacunada.
El crecimiento de Estados Unidos correspondiente al periodo eneromarzo de 2021 se ubicó en 6.4% a tasa trimestral anualizada (tta). Para el segundo trimestre del año, el consenso de estima un avance todavía mayor (8.1% tta). El efecto del tercer paquete de ayuda fiscal será aún más visible en el periodo abril-junio, cuando el fuerte aumento en el ingreso personal de marzo (21% m/m) se traduzca en consumo.
Más que el fuerte apoyo en la parte fiscal e incluso monetaria (el balance de la Reserva Federal se ubicó alrededor de $7.8 billones de dólares al cierre de abril), el veloz proceso de vacunación, que al cierre del mes pasado alcanzaba casi 250 millones de dosis administradas en Estados Unidos, ha sido uno de los principales motores de la recuperación. No sólo el repunte en la confianza y el gasto de las familias es significativo. La gente también ha salido a las calles a buscar empleo y no en balde, las solicitudes iniciales del seguro de desempleo intentan llegar a las 500 mil unidades después de varios meses de promediar 800 mil. Por el momento, y hasta no verificar si habrá todavía más gasto público para impulsar el crecimiento, nuestro estimado para la expansión del PIB norteamericano en 2021 se mantiene en 6.3%.
En cuanto a inflación, las expectativas del mercado continúan al alza mientras la FED mantiene la postura de no alterar ni el ritmo de recompra de activos ni el nivel de la tasa de interés de referencia en varios meses argumentando, entre otros factores, que el alza en la inflación es transitoria. Por otra parte, nos preocupa que los precios se aceleren ante el rápido levantamiento de restricciones, principalmente en los sectores más golpeados por la pandemia. Tan solo a mediados de la semana pasada, la autoridad sanitaria de Estados Unidos anunció que ya no sería necesario portar cubrebocas en espacios abiertos si se cuenta con una vacuna.
Habrá que monitorear de cerca no sólo el posible comportamiento de la inflación por el lado de la oferta. Ahora será relevante analizar las cuestiones que pudieran influir sobre el crecimiento de la demanda y, por ende, en los precios al consumidor. Nuestro estimado para la inflación promedio de Estados Unidos en 2021 se mantiene en 2.5%.
El crecimiento de la economía mexicana en el periodo enero-marzo fue débil (0.4% a tasa trimestral simple, 1.6% a tasa trimestral anualizada) aunque mayor al estancamiento previsto por el mercado. En línea con lo que se anticipaba, la salida de la gente a las calles a pesar del bajo porcentaje de población vacunada impulsó al sector terciario.
Hacia adelante esperamos que el incremento en los indicadores de movilidad, el reforzamiento del proceso de vacunación en el país y el efecto de Semana Santa, influyan positivamente sobre el comportamiento de las actividades terciarias. En la parte de manufacturas, los choques a la oferta -entre ellos la intermitencia de semáforos rojos, las heladas en el norte del país que se registraron en febrero y la interrupción en ciertas cadenas de suministros
(principalmente semiconductores) deberían disiparse en los siguientes meses. Mantenemos en 5.1% nuestro estimado de crecimiento del PIB de México en 2021. El sector externo se mantendrá como el principal motor de la recuperación de la economía mexicana.
En cuanto a inflación, esperamos que ésta descienda de una tasa de 6.00% anual estimada en abril, a 4.80% al cierre de 2021. Al igual que ocurrirá en Estados Unidos, la presión sobre la inflación podría ser menor en tanto se desvanezca el efecto de los precios de energía. Por otra parte, tampoco descartamos riesgos al alza como lo son una aceleración de los precios de servicios ante un repunte en la demanda de este sector, presión en la parte de precios de materias primas (entre ellas maíz, trigo y cobre), así como ineficiencias derivadas de las reformas en el sector energético que presionen al alza los costos de la gasolina y la electricidad.
TASAS Y TIPO DE CAMBIO
La Reserva Federal (FED) sostiene su postura de política monetaria; prolonga la expectativa de que no habrá cambios por un buen tiempo. Seguimos con la idea de una tendencia de alza en las tasas de los bonos del tesoro en plazos largos. En México, la parte larga de la curva de rendimientos tuvo momentos de estabilidad que se revertieron; la tasa del Mbono de 10 años cerró en niveles alrededor 6.80%, pero con mínimos en el mes de 6.50%. La inflación reporta el pico esperado para abril y continuará así en mayo. Hay señales de preocupación en los precios al consumidor que ponen en alerta a Banxico y la política monetaria .
La FED reitera su política monetaria sin cambios en tasas y compras de activos. El banco central reconoció que las condiciones de crecimiento se han fortalecido, pero no han mejorado sustancialmente todavía. A pesar de ciertas presiones en precios, dados los aumentos de muchas materias primas, la FED considera que el aumento de la inflación será temporal. Reiteró que aún no es tiempo para dar la señal de parar las compras de activos. A nuestro parecer, la señal de un cambio en la política monetaria será detonada por una mejora más visible en el mercado laboral.
En la primera parte del mes, las tasas de interés a un plazo de 10 años presentaron una tendencia de baja, hasta los mínimos de 1.55%, y se revirtió en la última parte de abril con cierre de 1.63%. La materialización de buenos datos de crecimiento, así como la aceleración de la inflación, reactivaron el camino de alza en los réditos en dólares. El movimiento en las tasas interés al cierre del mes es una señal del mayor peso que le están dando los inversionistas en el mercado a la inflación y a su potencial persistencia en el tiempo. Consideramos que, sin observar la velocidad de alza de febrero y marzo, la tasa de largo plazo podría alcanzar un nuevo rango de operación entre 1.8% y 2.0% hacia el segundo semestre del año.
En Europa, el Banco Central dejó sin cambios su política monetaria y declaró que la sostendrá hasta que se den las condiciones suficientes que permitan materializar la aproximación de la inflación al 2.0% del objetivo establecido. Las condiciones de debilidad económica, ante la prolongación del escenario de restricción a la movilidad nos hace suponer que el entorno de relajación monetaria se extenderá más allá de los plazos que estima el propio BCE.
En México, durante los primeros días de abril se presentó cierta tranquilidad en el mercado de tasas, en comparación a lo observando en febrero y marzo. Sin embargo, la tendencia de alza se retomó hacia la segunda parte del mes. Las presiones en las tasas nominales se acentuaron después de la publicación de la inflación de la primera quincena de abril con 6.05% a tasa anual. El dato no sólo fue resultado de una base de comparación baja con relación al mismo periodo del año anterior, sino de claras señales de presión por el lado subyacente (mercancías y servicios), así como por decisiones del Gobierno con respecto a la entrada en vigor de los subsidios a las tarifas eléctricas de verano, que fueron menores.
Descontando el efecto base, los riesgos de la inflación persisten al alza, ante un contexto de mayores costos de materias primas, cadenas de suministro afectadas por los impactos del 2020, así como por las decisiones en los precios y tarifas determinadas por el Gobierno Federal. Por lo tanto, consideramos que la Junta de Gobierno del Banco de México no moverá la tasa de interés de referencia en el resto del año. Pensamos que es más alta la probabilidad de que el siguiente movimiento de la Junta de Gobierno sea un alza sobre las tasas, sobre todo en la perspectiva de un dólar fuerte, alza de tasas externas, mayores presiones de costos y por la recuperación de la demanda interna.
La tasa del Mbono de 10 años presentó altibajos significativos a lo largo del mes y cerró alrededor del 6.87%, ligeramente por arriba que el mes de marzo, con un diferencial con las tasas en dólares en 525 puntos base. Mantenemos la idea de que las tasas no son lo suficientemente atractivas para tomar posiciones en papeles de largo plazo. Hay un balance de riesgos para inflación sesgado al alza y se suma al deterioro que acumulan los fundamentales de la economía mexicana: finanzas públicas e inversión, así como a la expectativa de mayores tasas en el exterior.
El peso se fortaleció durante la primera parte del mes de abril. El dólar disminuyó desde los $20.40 pesos hasta los mínimos de $19.80 pesos. Un escenario con menor presión externa por la estabilidad de las tasas en dólares permitió la recuperación de las monedas emergentes contra el dólar, incluido el peso. Sin embargo, continuó la salida de flujos de inversionistas extranjeros en el mercado de dinero, misma que se vio parcialmente neutralizada por la demanda externa hacia activos de la Bolsa local. Hacia el final del mes, el dólar volvió a retomar fuerza ($20.25 pesos por dólar), gracias a la reiteración de una FED acomodaticia por un periodo de tiempo aún sin determinar hacia el futuro.
Mantenemos la idea de que el dólar seguirá sólido en el futuro previsible ante la materialización de la recuperación de un crecimiento robusto en los Estados Unidos. Por otro lado, el peso podría experimentar una mayor debilidad relativa, dada la proximidad de las elecciones intermedias, sumado a más cambios legales que acentúen los riesgos estructurales sobre finanzas públicas, PEMEX, la administración de su deuda y el mercado de hidrocarburos. La recomendación se reitera sobre mantener la exposición a dólares, ya sea con renta variable y/o fija, acentuando la diversificación de los portafolios de inversión.
BOLSAS
El apetito por activos de riesgo prevaleció en abril y favoreció en especial el desempeño de las bolsas en EE.UU., en donde el fuerte ritmo de recuperación económica se ve ya materializado en los resultados de las empresas. La combinación perfecta de mayores utilidades y bajas tasas de interés soporta los máximos históricos que anotan algunos referentes; pero, la expectativa parece estar en que hacia delante veremos una consolidación. El S&PBMV IPC no es ajeno a esta tendencia, la dinámica favorable en la bolsa local nos ha llevado a subir nuestra estimación de cierre de año.
En abril, el índice global MSCI que incluye mercados emergentes (ACWI) subió 4.2%, su mejor desempeño mensual desde noviembre 2020. Todos los sectores subieron; servicios de comunicaciones, materiales, tecnología y bienes raíces en más de 5.0%. El S&P 500 ganó 5.2% y el Nasdaq 5.4%, alcanzando nuevos máximos históricos en el mes, el Stoxx Europe 600 avanzó 1.8%, el índice MSCI de mercados emergentes 2.4%. Pocos referentes se quedan fuera del movimiento alcista: el Nikkei bajó (-) 1.3%.
Los inversionistas responden favorablemente a una ecuación que pocas veces se repite y que conlleva una combinación de sólidos indicadores económicos (incluso en países en donde el ritmo de vacunación contra el COVID 19 es lento) y buenos reportes corporativos que superan las expectativas; junto con una importante liquidez que prevalece, y que parece que no va a cambiar en el mediano plazo.
Hasta el momento, con más de la mitad de los reportes conocidos, y de acuerdo con cifras de Bloomberg, las utilidades del S&P 500 en el 1T-21 crecen cerca de 50% AaA; casi el 90% de las emisoras sorprenden positivamente en este campo.
No preocupan demasiado a los inversionistas, por ahora, otros factores de riesgo como el alza de impuestos, necesaria para cubrir los programas de estímulo fiscal aplicados durante la pandemia y que podría mermar las utilidades las empresas; así como tensiones geopolíticas entre EE.UU. y China, y recientemente con Rusia. Aunque, esto podría cambiar una vez que el COVID-19 se aleje de los reflectores.
Parece que en los próximos meses se dará una consolidación en los mercados, más que apostar en que el rally se extienda con fuerza. La mediana de analistas encuestados por Bloomberg proyecta un nivel de cierre de año para el S&P 500 de 4,150 unidades (vs. 4,181 actual); sólo dos participantes subieron sus proyecciones en el último mes.
El S&PBMV IPC de México subió 1.6% en abril y se ubica cercano a 48 mil puntos. El mayor apetito por activos de riesgo, el apoyo de la recuperación en EE.UU. a la economía local y una buena temporada de reportes corporativos soportan este dinamismo; así como factores aislados en algunas emisoras con peso importante en el índice. Creemos que estos niveles que ha alcanzado el referencial son sostenibles, vemos menos riesgos para el S&PBMV IPC hacia delante; con ello, subimos nuestro nivel estimado de cierre para 2021 a 49,300 puntos.