La otra cuenta problemática
No es irrelevante que de un tiempo a la fecha el Banco de México ha citado en sus comunicados la evolución de las cuentas externas como algo preocupante. El año pasado, el resultado de la balanza de pagos significó una pérdida de poco más de 18,000 millones en dólares en reservas internacionales. Este resultado fue producto de la ampliación del déficit comercial y de servicios factoriales que en conjunto sumaron casi 44,000 millones.
La suma de los ingresos por transferencias, más la inversión directa y de cartera alcanzó para cubrir este hueco, pero fuertes caídas en las cuentas de “otras inversiones” y “errores y omisiones” dieron lugar al amplio resultado adverso. Estas últimas cuentas no tienen una definición sencilla, pero se refieren a salidas de dinero bajo el concepto que quiera. En el 2015, salió más dinero del que entró.
En este año las cuentas no parecer tener alteración. El déficit comercial acumula un saldo negativo de 18,000 millones de dólares. La balanza de renta (servicios factoriales), concepto que recoge intereses, dividendos o beneficios generados por los factores de producción, presentó un déficit de -24,606 millones de dólares. Por su parte, la cuenta de transferencias exhibió un superávit de poco más de 19,000 millones de dólares
El superávit registrado hasta la fecha en la cuenta financiera de la balanza de pagos se debió a entradas netas por 19,987 millones de dólares en inversión directa y 14,473 millones de dólares en inversión de cartera. Sin embargo, la cuenta de otras inversiones acumuló un déficit de -10,425 millones de dólares. Dicha cifra se originó una expansión de los depósitos en el exterior propiedad de residentes en México por 10,081 millones de dólares.
Por ahora, el déficit se mantiene en niveles financiables y el país aún mantiene unos niveles de inversión directa y de cartera estables. Además, la desaceleración de la demanda interna y la depreciación del peso están corrigiendo de forma paulatina el déficit comercial. Sin embargo, el escenario internacional adverso y el bajo dinamismo de las exportaciones apoyarán la persistencia de un déficit amplio.
Por su parte, la amenaza de restricciones comerciales por parte del Gobierno de Estados Unidos o de límites a las transferencias implica un escenario aún difícil en el 2017 que requerirá que continúe el ajuste de las cuentas en el exterior. Todo eso con costos de financiamiento que van al alza. A pesar de las tendencias favorables incipientes y de la determinación de las autoridades a persistir en el ajuste fiscal, la mala percepción con relación a la economía y a la estabilidad en los mercados impide que los participantes consideren que el peso dejará de mostrar debilidad en el futuro próximo. Falta un rato para que se termine el tiempo de ajustes en nuestras variables.
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