Es la inflación (III)
La inflación comienza a asomar sus dientes en México. Ayer se reportó que el Índice Nacional de Precios al Consumidor registró una variación de 0.53% en la primera quincena de marzo.
El Banco de México el día de hoy deberá mantener sin cambio la tasa de interés de referencia y sostener una declaración de mucha cautela con respecto a sus futuras acciones.
Seguramente estamos hablando del fin del ciclo de baja de tasas que inició en mayo pasado.
Como ya hemos comentado en colaboraciones anteriores (“Se Acabó la Fiesta en el Mercado de Bonos”, El Economista, 25 de febrero del 2021), el contexto cambió fuertemente desde el último comunicado de política monetaria.
La inflación comienza a asomar sus dientes en México. Ayer se reportó que el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró una variación de 0.53% en la primera quincena de marzo, cifra mayor a la esperada por INVEX (0.25% q/q) y por los analistas del mercado (0.29% q/q). La tasa anual repuntó de 3.68% a 4.12 por ciento.
La inflación de servicios fue de 0.28% q/q, el nivel más alto para una quincena desde noviembre del año pasado y la segunda más alta desde diciembre de 2019. La inflación de mercancías sorprendió al alza al ubicarse en 0.40% en el periodo. Entre la primera quincena de enero y la primera quincena de marzo, la tasa anual del subíndice de precios de energía ha pasado de 1.07% a 9.45 por ciento.
Se anticipa un repunte adicional e importante en abril cuando la inflación anual rebase 5% debido a un efecto estadístico asociado al recorte de los precios de la gasolina un año atrás.
El repunte de la inflación local debiera ser motivo suficiente para el cambio de postura del que hablamos. Sin embargo, las condiciones en los mercados globales se han vuelto muy adversas en varios sentidos. El primero es el repunte de las tasas de interés de largo plazo en el exterior. En Estados Unidos el rédito correspondiente el bono del tesoro a 10 años subió aproximadamente 70 puntos base entre febrero y marzo.
La expectativa de inflación en el mundo desarrollado y principalmente en Estados Unidos es alta debido a la idea de una fuerte recuperación en la economía. Incluso la misma Reserva Federal asume que hay un aumento de la inflación hacia un nivel superior a su objetivo (probablemente 2.2%) en este año. En este contexto de mayor crecimiento se espera que se mantenga la presión en los precios de los bienes básicos, lo que sin duda implicará mayores presiones en los precios energía y alimentos a nivel local.
En varios mercados emergentes se han dejado sentir presiones de inflación por motivos parecidos. Bancos centrales que fueron menos prudentes en la activación de tasas de interés muy bajas están cambiando de rumbo. Durante la semana pasada vimos que Turquía (+200 puntos base), Brasil (+75pb) y Rusia (+25pb) aumentaron sus tasas de interés de referencia. En general se anticipa que más bancos centrales reviertan la tendencia de baja que se observó el año pasado.
Los participantes en los mercados no son ingenuos. Desde que comenzó a cambiar el contexto ha habido una continua salida de flujos que estaban invertidos en mercados emergentes en moneda local. México no es la excepción. Esta reversión de flujos y la expectativa de que continúe ha presionado a los tipos de cambio, incluida a la cotización peso-dólar.
Esta ola de ventas de bonos M no ha sido manejada con mucha eficacia. El que las autoridades decidieran no asignar una subasta de bonos a 30 años envió una señal de apremio a los participantes en el mercado. El mercado secundario de bonos hoy parece roto: Las tasas de largo plazo han subido alrededor de 150 puntos base, lo que implica importantes pérdidas por subvaluación en muchos portafolios; hasta el momento hay pocas posturas de compra y eso alimenta aún más la racha de alza en las tasas.
A pesar de que los incrementos fuertes que vienen pueden ser temporales por el efecto estadístico, y con todo y la gran holgura que hay en la economía, parecería muy imprudente que el Banco de México decidiera de todos modos reducir la tasa de interés con una presión que se ha hecho muy grande derivada del repunte de la inflación, de la presión de alza de tasas en el exterior, de la brutal alza de las tasas de largo plazo en el interior, del cambio de tendencia entre bancos centrales emergentes y de la mayor volatilidad del tipo de cambio.
En el mercado secundario de dinero ya se descuenta que en menos de año podría haber un alza de tasas por parte del banco central. Me parece exagerado. A final de cuentas, México sigue teniendo una base de inflación anual menor a la de la mayoría de sus contrapartes en el mundo emergente; sin embargo, de mantenerse las mismas presiones y de no aplicar una postura firme ahora, tal escenario podría anticiparse, como dicen en mi pueblo: más a fuerza que con ganas.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Es-la-inflacion-III-20210325-0038.html
- Crecimiento firme. Inflación también – Opinión Estratégica. - abril 16, 2024
- Columna: Cambio de Narrativa: «Sin cambio» - abril 12, 2024
- Se intensifica la narrativa adversa – Opinión Estratégica. - abril 9, 2024