El parámetro de riesgo no es el tipo de cambio
Haga una recapitulación de lo que ha pasado en los últimos dos meses en nuestro país; la economía, que no crecía desde el año anterior, ha entrado en una espiral de recesión cuya magnitud no se puede precisar aún.
Le bajaron la calificación a Pemex quitándole el grado de inversión, y también a la deuda soberana (justo por encima de grado de inversión). Entramos a la pandemia y la economía se ha detenido como en otros lados, pero el apoyo de las autoridades parece no ser suficiente. El precio del petróleo se desplomó a niveles insospechados.
Sin embargo, desde la última semana de marzo el tipo de cambio registra un nivel promedio de 24.40 pesos aproximadamente, y un rango de oscilación estrecho, entre 23.50 y 25 pesos. Hablamos de dos meses.
Es cierto que la devaluación acumulada es alta. Ésta comenzó a registrarse al originarse la desviación de los estimados de crecimiento en el mundo y al corregirse fuertemente los mercados.
Hay varios factores, tanto externos como internos, que han motivado la estabilidad del tipo de cambio en dicho periodo. Intentaré delinear los principales:
1. Los mercados globales han repuntado fuertemente. La fuerza de los estímulos, tanto monetarios como fiscales, y la percepción de que hay un proceso de reapertura de la economía en marcha han distendido el riesgo en los mercados. Ello se refleja en estabilidad en los mercados cambiarios, incluida la cotización peso-dólar.
2. A pesar de las bajas de calificación, el gobierno pudo colocar deuda hasta por 6,000 millones de dólares en los mercados internacionales, en donde se volvió a observar una demanda satisfactoria de más de cuatro veces su valor.
3. Las cuentas externas no muestran apremio. En el primer trimestre se registra un superávit acumulado de la balanza comercial de 3,800 millones de dólares. La corrección de las importaciones en concordancia con el menor crecimiento permite este resultado.
4. Las remesas de nuestros paisanos que viven en el exterior fueron de 4,000 millones de dólares en marzo nada más.
5. Los mecanismos de contención de la volatilidad de la cotización del dólar no se han usado en toda su extensión. No hay mermas en las reservas internacionales de relevancia.
Todos estos factores simplemente generan la idea de que México no necesita dólares en el corto plazo para financiar sus cuentas externas, y puede refinanciar su deuda sin problemas en los mercados internacionales.
En un asunto meramente de cartera, a México le siguen sobrando dólares.
Ahora bien. Eso no quiere decir más que el tipo de cambio. Debido a estos mecanismos, algunos estructurales y otros coyunturales, no es el mejor reflejo de la situación del país. ¿Entonces qué lo es? Las tasas de interés.
Sí, en efecto, la curva de largo plazo se ha reducido en recientes semanas, pero observe bien: el nivel absoluto de las tasas es menor en plazos largos, pero porque el Banxico ha reducido velozmente, ahora sí, la tasa libre de riesgo (en 1 punto nada más el mes pasado) y porque los réditos en el exterior son también históricamente bajos (la tasa del bono del Tesoro a 10 años en Estados Unidos es de 0.60 por ciento).
La realidad es que las tasas en México no han reducido su diferencia ni contra la tasa de corto plazo que establece el Banxico ni contra las tasas de largo plazo en el exterior. El premio por el riesgo México sigue siendo muy elevado, entre 575 y 600 puntos base al día de ayer.
Es un margen enorme que refleja la incredulidad de los inversionistas con respecto a la viabilidad en el mediano y largo plazos de nuestra economía.
México acarrea dos grandes riesgos en donde se concentran nuestros problemas. Uno es la situación de Pemex, la terquedad del gobierno con respecto a sostenerla, y la presión que esto ejerce sobre las finanzas públicas.
El otro es la ausencia de crecimiento. Ambos temas son muy importantes, y en ambos hay mucha displicencia por parte de las autoridades.
Mientras estos factores prevalezcan, el riesgo de invertir en activos mexicanos seguirá siendo muy elevado, y lo veremos reflejado en los niveles de nuestras tasas de interés. Y si ambos no funcionan, tenga por seguro que la fortaleza del peso terminará siendo muy temporal.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
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