Un piso y un largo camino
El jueves de la semana pasada los mercados a nivel global experimentaron una muy fuerte corrección. Parecía que el tema de los repuntes en el avance de la pandemia y el temor sobre una recesión profunda por fin harían a los distintos activos reconocer un valor más congruente con una mala situación de la economía.
Pero lamento decirle que para el día de hoy parece no haber sucedido nada. La postura de apoyo de las autoridades se reforzó y se eliminó la corrección.
Por ahora, y tal vez por un buen rato, los mercados seguirán guiados por la presencia de grandes estímulos distorsionantes en el corto plazo.
El exabrupto fue provocado por dos de los que hemos mencionado como posibles factores de cambio: revivió el temor con respecto a una segunda ola de contagios en regiones importantes y de alguna manera la percepción con relación a la recuperación del crecimiento se debilitó ante lo declarado por la Reserva Federal de Estados Unidos sobre un panorama poco alentador.
Es evidente que éstos son los temas que influyen sobre los mercados y en ambos casos, al día de hoy, persiste una visión optimista.
Veamos el primer caso, con relación a las reaperturas. La información sobre el Covid-19 es bastante confusa, hay suficientes datos para justificar cualquier argumento.
En efecto, hay nuevos brotes en Beijing y las autoridades han reaccionado rápido de nuevo al menos cerrando las escuelas. En varios estados de la Unión Americana como Florida, Texas o Arizona se manifiesta un repunte en el número de contagios; hasta ahí la información que apunta a la dichosa segunda ola.
Sin embargo, hay dos hechos contundentes. El primero es que el proceso general de reapertura no se ha cortado. La expectativa general es que hay una baja probabilidad de que se reinstale una segunda etapa de confinamiento similar a la observada entre marzo y mayo; primero, porque al parecer los sistemas de salud están madurando en la manera de tratar a los contagiados y el número de muertes sigue descendiendo; segundo, porque el tema se ha politizado y la negativa de las autoridades a implementarlo será elevada.
Con respecto al tema de los estímulos, la Fed realizó un movimiento que reforzó claramente su postura el pasado lunes. Anunció que además de recomprar deuda vía fondos comerciables (ETFs por sus siglas en inglés), ahora recompraría bonos de manera individual. Hay un debate sobre si esta medida adicional era necesaria, pues no parecía haber episodios de resquebrajamiento en el mercado de crédito.
Necesaria o no, la medida confirmó lo que ya había dicho verbalmente en su comunicado de política monetaria la semana pasada: ante un panorama que visualiza de continua debilidad, la Fed mantendrá los estímulos el tiempo que sea necesario.
Entonces, la expectativa de poca probabilidad de un confinamiento y la postura abierta de soporte por parte de la Fed, más la presencia de los grandes estímulos fiscales implementados, sostienen la propensión al riesgo por parte de los inversionistas globales que hemos visto en los mercados.
Parece que sí hay un piso establecido por el tamaño de los estímulos y la credibilidad en que el tema de la pandemia no volverá a provocar una parálisis como la de abril. Una reversión abrupta necesita de una nueva etapa de confinamiento, de una profundización de la recesión o de un cambio de actitud de las autoridades.
Por el momento ninguno de estos factores está presente. Hay una tendencia que apunta hacia arriba y hay un soporte sólido, es todo lo que necesitan oír los manejadores de fondos.
Ahora bien, ni el control de la pandemia, ni los estímulos provocarán un repunte importante. Ya lo decíamos la semana pasada, la caída se ha suavizado y es probable ver una situación menos grave, pero la destrucción de valor en muchos sectores está ahí y apunta a quedarse ante la nueva estructura de preferencias de los consumidores.
El desempleo está ahí, y sin una demanda vigorosa, no podrá recuperarse más que muy lentamente. Nos esperan tasas de crecimiento muy bajas en todo el mundo, sectores en donde predominarán las quiebras, eso no lo dude.
Si después del rebote estadístico, lo que veremos es una etapa de reacomodo y crecimiento lento, es probable que por ahí aparezca la decepción de los mercados.
Añádale la politización de la situación, las elecciones cercanas en Estados Unidos, el conflicto con China, y demás temas presentes y por lo menos puede detectar que hay muchos factores que pueden desanimar a los inversionistas y generar volatilidad. A pesar del aparente piso, no suena sensato apostar fuerte y tomar mucho riesgo.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Un-piso-y-un-largo-camino-20200617-0098.html
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