¿Qué hacer con el rally?
Hay una mezcla de sorpresa y mal humor entre muchos inversionistas que observan un rally que se ha generalizado y que no concuerda con la situación económica vigente.
En 10 semanas, la manera en que han rebotado los índices de Bolsa, el precio del petróleo e incluso el valor de los instrumentos de deuda sobrepasa la magnitud de las recuperaciones en crisis previas.
Debo reconocer que soy de los más sorprendidos. ¿Qué hacer con las inversiones? Tratemos de desmenuzar una estrategia sensata.
Hace mucho tiempo que las variables financieras se mueven en tándem. La prueba más visible es la presencia de estos momentos que en el argot del sector financiero se conocen como risk – on (propensión a tomar riesgo) y risk – off (cuando hay que evitarlo y buscar refugio).
Tal esquema binario ha prevalecido prácticamente desde la crisis del 2008 – 2009 y su causa es la distorsión provocada por la política de los principales bancos centrales que inundaron de liquidez y redujeron el costo del dinero al mínimo, incluso lo volvieron negativo.
Hay que reconocer que, en aquel entonces, y tal vez ahora, muchos subestimamos la fuerza y capacidad de las autoridades para sostener a los mercados.
La apelación al excesivo valor de los activos o a la deprimida situación económica simplemente no ha tenido validez. Tan pronto como se ha permeado entre los inversionistas la sensación de que el tema de la pandemia puede ser temporal y con breves signos de que hay una recuperación aparentemente en marcha, el momento de risk –on se ha intensificado.
Desde mi punto de vista, la magnitud de la racha pudiera traducirse en que los participantes en los mercados consideran el mejor escenario posible: la ausencia de una reincidencia en la pandemia que provoque nuevos y más dolorosos confinamientos, una recuperación en la economía que se manifieste en crecimientos positivos hacia el tercer trimestre, la presencia constante de los estímulos y el control sobre las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed), la ausencia de presiones inflacionarias, la calma en la beligerancia entre Estados Unidos y China, la evolución tranquila del proceso electoral en Norteamérica, etc.
Francamente, suena muy poco probable que esa sea la historia del segundo semestre. Puede ser que el rally se extienda, incluso vemos también poco probable una corrección durante el verano, pero creo que la táctica debe ser evitar perseguir a los mercados, eso no ha funcionado nunca, menos en momentos en que sabemos que hay apremio en la economía, malestar en las calles.
Apostar por la permanencia de la distorsión ha sido exitoso hasta hora, pero aun con su presencia los mercados no se comportan de manera lineal ni hacia un solo lado.
Para quien tiene capacidad de invertir tanto en México como en el extranjero, la estrategia correcta parece ser apostar por los activos rezagados y en contra de los índices y en tasas libres de riesgo, aunque paguen muy poco. Si el escenario positivo como el descrito se concreta debemos pensar en que las acciones de aerolíneas, cadenas hoteleras, bancos y empresas del sector inmobiliario se van a recuperar. Si se activa algún momento de risk-off habría un factor compensatorio.
Si usted sólo invierte en pesos, la recomendación es la misma desde hace tiempo: no desprecie las tasas de interés en pesos. Pocos activos libres de riesgo pagan un retorno superior a la inflación en el mundo.
Si coincide con nuestra visión de que las cosas en México no marchan bien y que no recuperaremos un crecimiento positivo, entonces compre algo de dólares y venda la bolsa si fue de los afortunados en comprar cerca del mínimo.
Es siempre difícil observar que otros tienen ganancias, pero estas sugerencias no tienen un horizonte de una semana. Asumen que la historia de reapertura y recuperación no tendrá un tono positivo todo el tiempo en los siguientes seis meses. Tenga paciencia, el sentimiento puede ser mucho peor si decide subirse al rally y se presentan nuevos momentos de decepción.
Esta columna se publica semanalmente en el periódico El Economista, en versión impresa y online.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Que-hacer-con-el-rally-20200603-0119.html
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